El presidente Gustavo Petro vuelve a estar en el centro del debate público después de que el excanciller Álvaro Leyva lo señalara, en una carta fechada este 23 de abril, de haber sufrido episodios de “drogadicción” que se habrían hecho evidentes durante una visita oficial a París.
En la carta pública divulgada en la mañana del miércoles, Leyva no se limitó a criticar la puja interna entre Laura Sarabia y Armando Benedetti ni a cuestionar las “desapariciones” del presidente durante viajes internacionales; fue más allá y recordó “la ocasión en que usted se desapareció dos días en París durante una visita oficial. Como si inteligencia francesa fuera incompetente como para no haber conocido su paradero”, escribió el exministro, confesando su “desazón y desconcierto”.
Leyva añadió que en aquella misma estancia “pude confirmar que usted tenía problema de la drogadicción”. El exjefe de la diplomacia colombiana admitió sentirse “inferior” por no haber sabido “aproximar, ayudar, asistir oportunamente” al hoy mandatario. Las palabras, duras y personales, tocan una fibra que ya había sido explorada: el propio Petro ha descrito sus “exploraciones” con sustancias psicoactivas durante la juventud.
Ciudadanas, ciudadanos
Me permito darles a conocer la carta que hice llegar ayer 22 de abril del año en curso, al señor Presidente de la República, doctor Gustavo Petro Urrego. Incluyo el sello comprobante de recibo en la Presidencia, hora 1:52 p.m. pic.twitter.com/5xm7QHwuKy
— Álvaro Leyva Durán (@AlvaroLeyva) April 23, 2025
La misiva revive constantes acusaciones y controversias que han rodeado al presidente sobre su consumo de alcohol y drogas. Precisamente, con motivo de la carta de Leyva, muchos han recordado pasajes ya narrados por el propio mandatario en su autobiografía Una vida, muchas vidas (2021), e incluso otros políticos que lo han señalado de excesos.
La confesión de Gustavo Petro en su autobiografía
En Una vida, muchas vidas, el presidente dedica varios párrafos a su etapa universitaria en Bruselas, donde asegura haber vivido una época de experimentación: “Con una amiga colombiana exploré incluso el consumo de algunas drogas, la experimentación con las sensaciones, el viaje hacia el interior…”
Más adelante añade: “Exploré también las músicas del mundo… Un lugar de árboles era mi remanso… La soledad me llevaba a una exploración profunda, que se volvió además intelectual”.
Aunque en esas páginas Petro enmarca la experiencia dentro de una búsqueda personal —casi filosófica— el pasaje ha sido utilizado por la oposición como prueba de un supuesto patrón de comportamiento. Leyva, con su carta, lo eleva de anécdota juvenil a problema clínico latente.
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Ingrid Betancourt: un viejo eco que cobra vigencia
Las declaraciones del excanciller encontraron terreno fértil en viejas acusaciones de la excandidata presidencial Ingrid Betancourt. Años atrás, Betancourt relató haber visto a Petro “tirado en el suelo sin reaccionar” cuando ambos coincidieron en la embajada de Colombia en Bélgica. “Uno dice, en pleno día, una persona que tiene que ir a trabajar y que no está laborando… esto no es normal”, afirmó entonces. Betancourt no concluyó si se trataba de “temas depresivos o de adicción”, pero sí calificó el episodio como “repetitivo”.
El gobierno de Petro atraviesa uno de sus momentos más críticos: reformas sociales atascadas en el Congreso, turbulencias en su gabinete y una opinión pública polarizada. En este escenario, el señalamiento de un exministro de su propio círculo no es menor. La figura presidencial, en cualquier sistema democrático, encarna no solo la autoridad sino también la confianza de la ciudadanía. Y la confianza, en buena medida, se sustenta en la percepción de estabilidad emocional y física del líder.
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