¿Todos contra Trump?

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Es indiscutible el poder de las redes sociales hoy en día. Tener la posibilidad de difundir en tiempo real información de todo tipo, ha facilitado que el mundo pueda conocer de primera mano lo que sucede en cualquier lugar del planeta, las 24 horas del día.


Por: María Fernanda Cabal

De hecho, las campañas políticas han encontrado en los medios digitales la mejor forma de transmitir con inmediatez sus ideas y promocionar sus candidatos. Sin embargo, lo que debería constituirse en una herramienta equilibrada, guiada estrictamente por el algoritmo que la rige, también está siendo “manoseada” por los intereses de sus dueños.

Esto es precisamente lo que sucedió recientemente con Facebook y Twitter, que de manera arbitraria y bajo el argumento de una “decisión editorial”, detuvieron la divulgación del escándalo revelado por el New York Post que involucra al candidato demócrata a la Presidencia de los Estados Unidos, Joe Biden y a su hijo Hunter en un presunto caso de tráfico de influencias.

La noticia muestra cómo Hunter Biden, aprovechando la investidura de su padre para sus fines económicos, habría logrado un encuentro entre el entonces vicepresidente de Barack Obama y un alto ejecutivo de la empresa de energía ucraniana Burisma.

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Dicha reunión se menciona en un correo electrónico de agradecimiento enviado por Vadym Pozharskyi, asesor de la junta de Burisma, a Hunter Biden el 17 de abril de 2015; aproximadamente un año después de que Hunter se uniera a dicha empresa, con un salario de hasta 50.000 dólares al mes -contratación que Joe Biden ha negado en repetidas ocasiones y ha sido evidente su molestia cuando le preguntan públicamente al respecto-.

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“Estimado Hunter, gracias por invitarme a DC y darme la oportunidad de conocer a su padre y pasar [sic] un tiempo juntos. Es realmente [sic] un honor y un placer”, dice el mensaje publicado por el medio neoyorquino.

Según indica el diario, varios meses después del encuentro, Joe Biden presionó a los funcionarios del Gobierno en Ucrania para que despidieran al fiscal Viktor Shokin que en ese momento estaba investigando a la compañía.

El New York Post también expone que, en un mensaje anterior, con fecha del 12 de mayo de 2014 -poco después de que Hunter Biden se uniera a la junta de Burisma-, Pozharskyi le pide que use la influencia política de su padre para ayudar a la empresa.

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«Necesitamos con urgencia su consejo sobre cómo podría utilizar su influencia para transmitir un mensaje / señal, etc. para detener lo que consideramos acciones con motivación política» señala el correo de Pozharskyi, mostrado en la publicación. Dicho mensaje iba con copia al socio comercial de Hunter Biden -Devon Archer-, quien también formaba parte de la junta de Burisma en ese momento.

Hunter habría respondido pidiendo más información sobre las acusaciones contra Burisma, lo que sugiere una clara motivación por parte de Hunter Biden para que su padre interfiriera en los asuntos de otra nación soberana, por intereses personales de su hijo.

De acuerdo con el medio norteamericano, el intercambio de correos electrónicos se produjo en la fecha en que Burisma anunció que había ampliado su junta directiva al agregar a Hunter Biden, quien fue puesto a cargo de su «unidad legal y brindará apoyo a la Compañía entre las organizaciones internacionales».

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La publicación también advierte que la correspondencia entre Hunter y Pozharskyi, va en contra de las declaraciones de Joe Biden en las que aseguró que «nunca le he hablado a mi hijo sobre sus negocios en el extranjero». El punto de inflexión está en que, durante el Gobierno de Barack Obama, Joe Biden estuvo a cargo de la política de Estados Unidos con Ucrania.

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A pesar de la gravedad de los señalamientos y la importancia de que la opinión pública conozca éste y otros hechos denunciados por el New York Post, las plataformas de Facebook y Twitter consideraron que dicho trabajo periodístico era “potencialmente perjudicial” y decidieron limitar su difusión.

La sola implicación que ésos correos representan, debería ser una necesidad imperante para que el público conozca lo que está sucediendo y reconozca además la notoria lentitud de la aplicación de la justicia para los demócratas, pero la agilidad envidiable a la hora de seguirle los pasos a las figuras republicanas.

Bajo la excusa de “nuevas políticas” en el manejo de los contenidos, las redes sociales han entrado al juego de la agenda política de las minorías que quieren llegar al poder sin importar el precio que tengan que pagar e imponiendo sus deseos a conveniencia.

¡Todos contra Trump! Parece ser la insignia para esta contienda.

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