Los hombres más ricos del mundo, como Jeff Bezos o Elon Musk, pretenden hacer del turismo espacial una realidad. Los ambientalistas han encendido desde ya las alarmas señalando lo perjudicial que esta industria podría ser para el medio ambiente.
Por: Redacción 360 Radio
El regreso de Richard Branson de su viaje al espacio, el despegue de New Shepard, el cohete de la compañía Blue Origin de Jeff Bezos, o la misión orbital civil que planea hacer Elon Musk en septiembre, son los primeros pasos para consolidar el turismo espacial.
Sin duda, esta sería una industria que llevaría a la tecnología, a la ciencia y a las habilidades humanas a otro nivel, pero que desde ya empieza a ser cuestionada por los activistas que analizan las consecuencias que esto podría tener para el medio ambiente.
La principal preocupación sería la capa de ozono, que se vería afectada por las emisiones de dióxido de carbono, producto de los viajes en naves y cohetes, que por lo general funcionan con combustibles fósiles.
Aunque el principal asesor climático de la NASA, Gavin Schmidt, afirma que por ahora «sus emisiones de dióxido de carbono son totalmente insignificantes en comparación con otras actividades humanas o incluso la aviación comercial», los activistas aseguran que, a largo plazo, aumentar el número de viajes sí traería graves consecuencias para la capa de ozono.
Cabe mencionar que las diferencias de mayor peso entre la contaminación que podría causar un viaje de aviación comercial y un viaje al espacio radican no solo en el tiempo de duración, que en el primer caso puede tardar horas y en el segundo tan solo minutos, sino también en la capacidad de los vehículos para transportar personas, ya que un avión comercial mueve a cientos de viajeros pero una nave espacial no supera una decena de pasajeros por trayecto.
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En el caso de las naves de Virgin Galactic de Richard Branson, los combustibles utilizados en sus viajes emiten gases de efecto invernadero, ya que utiliza un tipo de caucho sintético y lo quema en óxido nitroso. Esta compañía planea realizar 400 viajes al espacio por año.
Con respecto a los cohetes de Blue Origin de Jeff Bezos, se trata de naves reutilizables con combustibles más limpios, pero no al 100 %, según un reciente artículo del científico Martin Ross, de Aerospace. Al ser viajes suborbitales causan menos efectos negativos, que aquellos que superan la órbita.
En cuanto al viaje que hará en septiembre Elon Musk en el Falcon 9, una misión en la que viajarán cuatro civiles, se producirán emisiones equivalentes a 345 viajes transatlánticos.
«Vivimos la era del cambio climático y no es momento de comenzar una actividad que genera emisiones de carbono», señaló la profesora universitaria finlandesa Annette Toivonen, autora del libro «Turismo espacial sostenible».