Pasados 365 días desde que Rusia invadiera suelo ucraniano, 360 Radio consultó a dos internacionalistas expertos en el tema, que explicaron el porqué del origen, sus consecuencias, el balance un año después y los cuatro escenarios potenciales de desenlace.
Hace exactamente un año, el 24 de febrero de 2022, el Presidente de Rusia, Vladimir Putin, le ordenó a sus fuerzas militares que realizaran una “Operación militar especial” en Ucrania. De un solo plumazo, el Kremlin le puso fin a varios años de tensiones crecientes con occidente.
En su momento, cuando las escandalosas imágenes de tropas rusas incursionando en territorio ucraniano, en una reminiscencia de lo que vivió el gobierno de Kiev en el 2014 y que concluyó con la anexión de Crimea a territorio ruso, la pregunta fue una:
¿Por qué Rusia invadió?
Hace exactamente 12 meses diversos analistas le dieron varias respuestas a esta pregunta y un punto de inflexión en el que varios de ellos coincidieron, fue en llamar la atención sobre el hecho de que Vladimir Putin estaba dándole respuesta a una política cada vez más agresiva, sobre todo por parte de Estados Unidos promovida por el presidente Joe Biden (de manera más contundente desde que se dio el retiro de su país de Afganistán).
Este hecho, además, se sumó a una preocupación de vieja data por parte del Kremlin, de un eventual ingreso de Kiev a la OTAN. La Organización del Tratado del Atlántico Norte, ese músculo militar en Europa cuyo actor principal no es otro que la Casa Blanca.
Ante este hecho Occidente, lo que hoy Rusia denomina el “Occidente colectivo”, impuso varios tipos de sanciones económicas para debilitar al país, y simultáneamente, enviaron gigantescos volúmenes de ayuda militar y económica al gobierno ucraniano.
A este escenario de bandos se sumó el factor de los climas extremos, especialmente el invierno. Para Occidente las bajas temperaturas fueron una apuesta de que las mismas obligarían a aflojar las tensiones dando pie a una ventana de negociación. Y para Rusia fue una oportunidad de prensión, considerando que este país es el principal poseedor del gas que suministra energía a Europa.
No obstante, el invierno no incidió sobre una resolución del conflicto y contrario a los pronósticos iniciales, que calcularon que esta sería una “intervención” corta, hoy el mundo está conmemorando su primer año.
Sus consecuencias
De hecho, lejos de ver una luz al final del túnel, hoy por hoy lo que estamos viendo son consecuencias cada vez más palpables para la comunidad internacional de Estados:
Una creciente inflación, un incremento en la amenaza de una escalada nuclear (lo que se vio acrecentado por la decisión del presidente ruso esta semana de congelar el Star III), hambruna en los países menos desarrollados y una evidencia arrolladora de lo absolutamente inoperante del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
Todos los actores han perdido
Con ese escenario hoy, 24 de febrero de 2023, ¿cuál es el balance de los últimos 12 meses? 360 Radio habló con dos internacionalistas expertos en la materia, y ambos coincidieron en que el balance es negativo para sus protagonistas.
“Con un escenario hacia el escalamiento este año, el balance es negativo para todos los bandos, pues ninguno ha logrado sus objetivos. Por el lado de los rusos hemos visto unas fallas muy protuberantes en el desempeño de sus fuerzas militares. Esto no los ha llevado a cambiar sus objetivos, porque Vladimir Putin se sostiene en la desmilitarización de Ucrania, así como en la defensa de las regiones de Dombás y Lugansk, pero con muchas dificultades, avances muy lentos y al parecer una tasa de bajas tremendamente alta”, comenzó por referir a 360 Radio el internacionalista experto en política exterior norteamericana y de Eurasia, docente de la Pontificia Universidad Javeriana, Emerson Forigua, quien no obstante destacó la capacidad que ha sostenido el Kremlin de mantener la ofensiva.
Por el otro lado del análisis, el profesor se remitió inmediatamente a Occidente, bloque que tampoco ha visto cómo sus esfuerzos rinden frutos, y que tiene que reconocer que sus acciones no tuvieron, en 2022, los resultados esperados.
“Pese a todas las sanciones que Occidente le impuso a Rusia, el mundo no ha visto todavía el desplome de la económica rusa (sorpresivamente le vimos a una economía mucho más resiliente de lo que se creía) y tampoco vimos al país hundirse en una revolución social por la guerra”, añadió el profesor Forigua.
Y por supuesto para Ucrania la situación no es menos que “absolutamente dramática y compleja. Ellos están poniendo los muertos, y están dependiendo del apoyo de Occidente para lograr sus objetivos de derrotar a los rusos y sacarlos del país y de Crimea, aunque esos son objetivos que a estas alturas ya no son muy realistas”, concluyó el profesor javeriano.
Objetivos iniciales desdibujados
En esta apreciación coincidió el internacionalista de la Universidad del Rosario, Mauricio Jaramillo, razón por la cual no se cumplieron ni las expectativas de Occidente, ni las expectativas del Kremlin.
“Rusia pensaba que no habría tanta resistencia, como pasó con Georgia en 2008 y se encontró con una resistencia robusta producto del apoyo de Occidente. Y del lado de Occidente, pues Rusia no ha sucumbido. Al comienzo del año pasado muchos avizoraron que Vladimir Putin iba a caer, que las sanciones económicas destruirían a Rusia, que se quedaría aislada y nada de eso pasó. De hecho hoy la guerra, por lo que se sabe, no es tan impopular, y el presidente Putin ha logrado generar consensos a través del discurso de una guerra de legítima defensa. Así que el balance es que nadie ha conseguido sus expectativas iniciales y la guerra está lejos de resolverse”, le dijo a 360 Radio el internacionalista Jaramillo.
Cuatro escenarios de desenlace en el 2023
Punto aparte, como un vecino incómodo al que el mundo parece haberse acostumbrado, ¿qué potenciales desenlaces podría tener este conflicto en su segundo año de desarrollo?
1) Que haya una victoria militar por parte de Ucrania. La región del Dombás tiene 60.000Km2 y Kiev dice que ha recuperado 9.000. Si recupera esa región podría conseguir el retiro de Rusia. Pero si el Kremlin consolida su control en esa región, uno podría pensar que cualquier contraofensiva sería inviable. “No obstante, veo esta posibilidad poco probable: ambos lados se están armando de una manera tal que es muy difícil que una parte se imponga sobre la otra”.
2) Que haya un involucramiento de la OTAN, es decir que en algún momento Rusia lance un misil contra algún país como Letonia, Rumania o Polonia (sobre lo cual ya hubo especulación), y en cuyo caso terminaría interviniendo la Organización del Tratado del Atlántico Norte. “Este es un escenario que veo poco probable porque Occidente apoya la guerra pero de manera indirecta. Los ciudadanos alemanes, franceses, incluso los norteamericanos, están de acuerdo en apoyar a Ucrania, pero no en involucrarse directamente porque eso significa poner muertos. Improbable pero es una posibilidad”, precisó Jaramillo.
Las posibilidades más probables
3) El tercer escenario es que haya un estancamiento definitivo con una nueva economía de guerra, lo que se traducirá en una guerra que se prolongará en el tiempo con picos en las intensidades a lo largo de los años, como pasó con Estados Unidos en Vietnam y más recientemente en Afganistán. En este escenario en algún momento dado alguien se retira, se llega a algo así como un empate técnico y se encuentra algo así como un acuerdo honroso para las partes.
4) Que se negocie directamente, clamor que están solicitando varios Estados africanos y de América Latina. Que no se siga financiando la guerra y que haya cuanto antes una mesa Kiev-Moscú. Este es un escenario probable pero implicará una revisión de fondo de que tan porosas se han vuelto los inamovibles trazados inicialmente.