Medellín como una ciudad que ha sido lider en concentrar importantes eventos y liderar una agenda de entretenimiento a nivel país está en mora de tener un verdadero gran espacio para conciertos, foros, asambleas, entre otros.
Por: Andrés Felipe Gaviria
Hace una semana, abordaba la necesidad de la remodelación del estadio Atanasio Girardot. Agradezco de antemano los comentarios de cientos de personas que hablaron sobre dicha idea e incluso a varios candidatos a la Alcaldía de Medellín que comparten esta misma idea. En esta ocasión, quiero hablar de una deuda muy grande que tiene la ciudad con la construcción de un verdadero centro de eventos, y es que en la alcaldía de Luis Pérez Gutiérrez, se remodeló la plaza de toros La Macarena con el fin de que sirviera también como centro de espectáculos y lo cierto es que con el pasar de los años se dieron cuenta que la acústica del lugar no era la mejor y que no cumplía como tal con los requerimientos de un verdadero centro de eventos.
Sin embargo, Medellín se ha recostado en otras opciones como Plaza Mayor, que tiene en su espacio más amplio el Gran Salón, que tiene una capacidad máxima de 4.000 personas, o que tienen que desarrollar ferias en varios salones e incluso en ocasiones queda pequeño el lugar, el Atanasio Girardot que tiene para 44.000 espectadores y al centro de espectáculos La Macaren que tiene para 15.000 personas. Esto ha conllevado a que el estadio Polideportivo Sur de Envigado tenga que servir como sede de estos eventos.
Lo que propongo en esta ocasión es que el próximo alcalde de la ciudad, adelante una alianza público privada para construir un verdadero gran centro de eventos y espectáculos que la ciudad y el Área Metropolitana necesitan que tenga una o varias torres de parqueaderos, locales comerciales a su alrededor, desarrollo comercial, urbanístico y laboral; que esté centrado con el fin de que tenga un acceso fácil desde cualquier línera de Metro o Metroplús, que no discrimine ningún medio de transporte para llegar a este, que sea seguro y que cuente con la última tecnología en todos los frentes.
Bogotá demostró que remodelar el viejo coliseo El Campín para convertirlo en el Movistar Arena fue una buena idea y aunque no se tumbó en su totalidad la estructura vieja sino que recubrieron lo que quedaba con algunas reformas, pues se renovó, según información oficial en un 70 %, se convierte en un escenario multipropósito con tres pisos, suites, lounge VIP, tribuna fan, Sky Lounge, accesos VIP de parqueaderos, restaurantes, entre otros. Ubicado estratégicamente en las inmediaciones del estadio Nemesio Camacho El Campín, es una alianza público privada, en la cual os gobierno de Petro y Peñalosa coincidieron y se logró sacar este importante escenario para la capital de la República.
Medellín tiene que hacer lo mismo, pues hoy no cuenta con ese centro de eventos y tiene que hacerlo mejor que el Movistar Arena. Por poner algunos ejemplos: el American Airlines Center tiene para 20.000 personas, allí no solamente hacen conciertos sino que también llevan a cabo partidos de hockey, baloncesto, entre otros; el Staples Center ubicado en los Ángeles tiene para 21.000 espectadores, uno de los más lujosos del mundo, el Wells Fargo de Philadelphia tiene para 19.500 personas; el Prudential Center en Nueva York tiene para 19.500 personas; el Madison Square Garden tiene para 20.000 personas y los costos de la mayoría de estos centros de eventos como el Berkeley Center ubicado también en Nueva York, está entre los 150 y 220 millones de dólares.
La ciudad requiere un escenario como estos, la ciudadanía lo demanda, los empresarios lo requieren con urgencia y sobre todo tenemos que dar ese gran salto a convertirnos en una ciudad que pase de ser innovadora en los eslóganes a ser una verdadera capital de los eventos de talla mundial, con la capacidad de albergar los grandes conciertos, eventos deportivos, concentrar los más importantes congresos y asambleas, entre otros.
Confío en que un próximo alcalde tenga la visión, capacidad, inteligencia y sobre todo responsabilidad que se requiere para sacar este proyecto adelante de la mano de una empresa privada que esté dispuesta a asumir como tal el proceso, a sacar sus ganancias, que es lo debido, y a que en un futuro lo siga entregando en concesión para su manejo o simplemente se lo entregue al municipio de Medellín.