Urge recomponer la alianza estratégica entre Colombia y EE. UU. en 2026

Colombia requiere un líder que comprenda la importancia de mantener un canal abierto con Washington, sin caer en protagonismos ni confrontaciones. El próximo mandatario debe contar con ascendencia en Estados Unidos, dominio del inglés y capacidad para relacionarse con demócratas y republicanos por igual.

Urge recomponer la alianza estratégica entre Colombia y EE. UU. en 2026
Foto: Redes sociales

En tiempos donde la política se debate más en pasiones que en razones, insistir en lo que Colombia realmente necesita puede sonar reiterativo, incluso ingenuo. Sin embargo, no nos cansaremos de hacerlo: lo que está en juego es el bienestar del país. Y en este momento, resulta urgente poner sobre la mesa un asunto crucial para las elecciones venideras: necesitamos un presidente que comprenda, valore y sepa restablecer la relación estratégica con Estados Unidos, nuestro principal socio.

Es fundamental empezar a hacer pedagogía sobre lo que el país necesita con urgencia en las próximas elecciones, tanto de Congreso como de Presidente. Y aunque sabemos que pedir racionalidad, objetividad y serenidad en la política puede parecer mucho, no renunciaremos a insistir en ello. Nuestro valor superior es Colombia. Queremos que al país le vaya bien, porque si a Colombia le va bien, nos va bien a todos. Puede sonar a lugar común, pero es un principio que nunca pierde vigencia: solo cuando la mayoría de colombianos nos enfoquemos en el bienestar del país podremos avanzar.

Ser aliado de Estados Unidos y mantenerlo como nuestro principal socio no significa dejar de hablar con otras naciones. Todo lo contrario. Hasta el gobierno de Iván Duque, Colombia supo mantener una relación inteligente con demócratas y republicanos, con acceso a ambas cámaras en Washington. No tomábamos partido porque el bien superior era, y sigue siendo, Colombia. El problema aparece cuando los mandatarios buscan protagonismo, critican candidatos en Estados Unidos o, peor aún, cazan peleas ya siendo presidentes.

Por eso, en la delicada coyuntura internacional actual, necesitamos un presidente que entienda y conozca la geopolítica. Que haya estado relacionado con estos temas y que maneje, por lo menos, un segundo idioma: el inglés. Consideramos que es un requisito indispensable para quien aspire a gobernar. No podemos escoger a alguien sin reconocimiento, sin ascendencia y sin liderazgo en Estados Unidos. Especialmente de cara a lo que se viene en 2026 y con la importancia de quién está sentado hoy en la Casa Blanca.

La recomposición de relaciones con Estados Unidos es clave por varias razones. Primero, porque nuestras Fuerzas Militares enfrentan un deterioro grave, no solo moral, sino también en lo armamentístico, en la cooperación y en la inteligencia. Allí, Colombia necesita apoyarse en tres aliados estratégicos: Estados Unidos, Israel e Inglaterra. Con ellos, y poniendo en la mesa como prioridad la seguridad y las amenazas internacionales, podremos encontrar parte de la solución para recuperar el orden público en gran parte del territorio nacional.

Además, es urgente revisar el panorama económico: qué estamos exportando, qué importamos, cuáles son las oportunidades del nearshoring y, sobre todo, cómo negociar la eliminación del arancel del 10% que hoy nos resta competitividad. Su desmontaje podría representar enormes beneficios para la economía.

También está la cooperación militar y tecnológica. Colombia necesita helicópteros, aviones, sistemas de defensa, drones, lanchas y equipos antidrones. Requerimos una gran cooperación en materia de defensa e inteligencia, y eso solo es posible con un presidente con capacidad de negociación, que entienda la política estadounidense y que conozca el círculo cercano de Donald Trump.

Finalmente, las tres misiones principales del próximo presidente de Colombia en Estados Unidos deben ser recuperar la certificación, normalizar unas relaciones hoy muy deterioradas, y negociar tanto el desmontaje del arancel como una renovada cooperación militar y de inteligencia. Incluso podríamos aspirar a recuperar parte del presupuesto de cooperación retirado en los últimos años.

Porque, al final, tener a Estados Unidos de aliado es mucho mejor que rodearse de países como Venezuela, Nicaragua o Irán, que no aportan nada más que fracasos. Colombia necesita un liderazgo consciente, estratégico y capaz. Y lo necesita ya.

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