Cuando el dinero público no duele: De unos airpods a un maletín

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EDITORIAL

Se podría confirmar una vez más que solamente le duele el dinero a quien lo produce y sabe lo que cuesta conseguirlo. Lastimosamente, en el sector público parece que muchos creen que ese dinero les pertenece y fuera de eso que se puede desaprovechar como se venga en gana.


Hay toda clase de funcionarios públicos, quienes han estado en el sector privado y han llegado a gobiernos por una u otra razón experimentando una manera completamente distinta de trabajar, para algunos son experiencias traumáticas, para algunos son enriquecedoras, a otros les encanta y se quedan de por vida, mientras que otros solamente han estado en el sector público y hay de todos los niveles: desde el que nunca ha pagado un Soat porque el Estado siempre le ha tenido un carro, hasta quienes van de cargo en cargo con jugosos salarios y prebendas, disponiendo libremente, como se les viene en gana, de los presupuestos que se les otorgan.

Ahora cuando estamos atravesando una pandemia con las implicaciones económicas que trae, se hace más llamativo e irresponsable encontrar dos casos de un derroche de los dineros públicos. Esto sin olvidar que estamos ad portas de una reforma tributaria porque el Estado necesita más dinero para su funcionamiento y sobre todo para hacer este tipo de compras ostentosas de algunos funcionarios públicos.

Encontramos que la Secretaria de Hábitat de la Alcaldía de Bogotá, la señora Nadia Rangel, hizo una compra con la orden 609 con fecha del 27 de noviembre del año 2020. Dio una justificación precaria: «Adquisición de portátiles de alto rendimiento para video conferencia, presentaciones por streaming y el uso de base datos, impresora para la elaboración de carnet de identificación de funcionarios y contratistas de la Secretaría de distrital con sus respectivos insumos – airpods». Hicieron la compra a Almacenes Éxito y el total de la compra de los dos Airpods Pro Apple con estuche de carga inalámbrico fue de $959.900 cada uno, es decir, $1’919.800.

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Si bien es una cifra insignificante para un presupuesto de la Alcaldía de Bogotá o de la Secretaría de Hábitat, no se entiende cómo otras marcas que cuestan menos no puedan servir. La secretaria dio una respuesta, dijo que los airpods no son para ella sino para uso institucional porque la entidad cuenta con dos celulares marca Apple.

Seguramente es verdad lo que ha dicho la secretaria, seguramente se hizo el proceso de manera transparente, pero el problema se centra cuando no se tiene conciencia del gasto, cuando no se tiene empatía con la situación y se ordena a discreción gastar, sin fijarse en qué se compra.

¿Por qué no se optimiza el gasto?, ¿por qué las circulares de la famosa austeridad no se cumplen? Lo mismo aplica para el Gobierno Nacional, cuando le siguen dando rienda suelta a la creación de cargos, entidades, gerencias, ministerios y viceministerios, pero dicen que son muy austeros y que están recortando en gastos de publicidad, cuando ni siquiera los han tenido; prefieren recortar gastos de comunicación y divulgación para comprarse audífonos costosísimos, para viajar y hacer tour con cajas de vacunas, y para crear otros cargos.

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La cereza del pastel fue un documento que se conoció, en donde la Registraduría Nacional del Estado Civil de una orden de compra de cinco portátiles, cada uno por $6’366.500, para un valor total de $31’832.500; cinco monitores, cada uno por $725.003, una webcam de $650.374, un kit de iluminación de $1’279.000, un pad de firmas por $1’083.000, un captor biométrico Morpho por valor de $5’167.217, una maleta de $5’831.000, un telón de $1’071.000. 

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Es un claro caso de sobrecostos, de irresponsabilidad a la hora del gasto, de cero vigilancia, de comprar portátiles y monitores supuestamente sin cámaras porque se deben comprar por separado. Es increíble lo que toca ver por estos días y creemos que demuestra un divorcio de la realidad por parte del sector público; pedimos conciencia, coherencia y ejemplo. Es ponerle sentido común al manejo de los dineros en la administración pública. Quienes lo hacen de manera irresponsable, deben ser reprendidos por sus superiores y que ello sea ejemplo para los demás.

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