Bogotá refuerza su liderazgo fiscal tras la decisión de Fitch Ratings de mantener la nota AAA(col) de largo plazo y F1+(col) de corto plazo, ambas con perspectiva estable.
En su más reciente revisión, la firma internacional destacó la robustez operativa alcanzada en 2024, la diversificación de ingresos y el bajo nivel de riesgo cambiario del Distrito, confirmando así que la capital colombiana posee la mayor solidez crediticia del país.
Contexto histórico de la calificación de Bogotá
La trayectoria de Bogotá en los mercados de deuda no es nueva. Desde 2024, cuando Fitch asignó por primera vez la calificación nacional AAA(col), la ciudad ha mantenido inalterado ese estatus gracias a una política de endeudamiento prudente y a su elevada capacidad de generación de ingresos propios.
Esto contrasta con la nota soberana de Colombia, situada en BB+ con perspectiva negativa, lo que subraya que el desempeño distrital supera al riesgo país y se comporta como un puerto seguro para los inversionistas institucionales.
El Perfil Crediticio Individual (PCI) de la capital se ubica en bbb-, nivel considerado de grado de inversión, impulsado por un ahorro corriente superior al 15 % de los ingresos corrientes y por un servicio de deuda que representa menos del 40 % del ahorro operacional anual, según los cálculos de la Secretaría Distrital de Hacienda.
Impacto de la nota AAA en el programa de deuda pública
La ratificación de la calificación permite que Bogotá acceda a financiación en condiciones más favorables. Fitch reafirmó también el Programa de Emisión y Colocación de Bonos de Deuda Pública del Distrito en AAA(col), señal de la confianza del mercado en la capacidad de pago de la ciudad.
Esto significa diferenciales de tasa más bajos frente a emisores locales con calificaciones menores y la posibilidad de ampliar plazos sin encarecer el costo total del crédito. La cartera vigente —43 % en banca comercial y 43 % en bonos, el resto en organismos multilaterales— conserva un perfil de vencimientos manejable que no presiona la caja distrital.
Especialistas del Centro de Estudios Económicos ANIF destacan que cada rebaja de un escalón en la escala de Fitch podría encarecer la deuda entre 30 y 50 puntos básicos; mantener la nota máxima, por tanto, libera recursos para programas sociales y obras de infraestructura.
Desempeño fiscal 2024 y retos para 2025
En 2024 Bogotá registró un superávit primario cercano al 0,6 % del PIB distrital, superando la meta gubernamental de equilibrio. El crecimiento real de los recaudos tributarios fue del 7 %, impulsado por el impuesto predial y la contribución de industria y comercio, mientras la inversión pública se ejecutó al 93 %.
Estos indicadores respaldaron la perspectiva estable que Fitch asignó a la capital, aun cuando la agencia mantuvo la perspectiva negativa para la calificación internacional —BB+— debido a la dependencia con la nota soberana.
Le puede interesar: El SECOP ya no se acabará: la plataforma de contratación pública seguirá funcionando
Para 2025 el principal desafío será sostener la dinámica de inversión sin deteriorar los márgenes operativos. El Distrito prevé desembolsos superiores a 6 billones de pesos en proyectos estratégicos como la primera línea del Metro y el Cable Aéreo de San Cristóbal.
El plan financiero contempla nuevas emisiones por hasta 1 billón de pesos, apalancadas por la calificación AAA(col), lo que reducirá el costo promedio de la deuda en alrededor de 20 puntos básicos, según estimaciones oficiales.
La calificación AAA(col) confirma que Bogotá avanza con paso firme en su objetivo de consolidarse como referente de gestión fiscal en América Latina. El reto ahora será mantener la disciplina presupuestal y profundizar la diversificación de ingresos para sostener la confianza de los mercados en un contexto macroeconómico retador.
Con un panorama estable y proyectos de infraestructura que dinamizan la economía local, la capital está bien posicionada para atraer inversión y mejorar la calidad de vida de sus habitantes.
Le puede interesar: ¿Por qué decretaron la Consulta Popular si está viva la Reforma Laboral?