Felipe Clavijo Ramírez: «El microcrédito es la puerta de entrada al sistema financiero formal para muchos colombianos»

El microcrédito se consolida como un motor de inclusión financiera, pero aún enfrenta retos en tasas, informalidad y sostenibilidad, según Felipe Clavijo Ramírez, de Asomicrofinanzas.

En el cierre del Congreso de Asomicrofinanzas realizado en Ágora Bogotá, Felipe Clavijo Ramírez, gerente de Investigación e Innovación de Asomicrofinanzas, habló con 360 Radio sobre los principales retos que enfrenta el sector del microcrédito en Colombia.

En un contexto de recuperación económica y con una creciente preocupación por la inclusión financiera real, Clavijo fue enfático en que este instrumento sigue siendo la puerta de entrada para millones de colombianos al sistema financiero formal, pero también advirtió sobre la necesidad de modernizarlo y hacerlo más justo.

“El microcrédito ha sido históricamente el camino para que muchos microempresarios accedan por primera vez al sistema financiero. Pero también es cierto que enfrentamos barreras como el desconocimiento, la informalidad y, especialmente, la percepción de que las tasas son demasiado altas”, afirmó.

¿Cómo está el microcrédito en Colombia en 2025?

Clavijo explicó que la situación del crédito en Colombia ha mejorado con respecto a la desaceleración vivida en 2023. “Venimos de un año difícil, pero en 2025 la cartera del microcrédito ha empezado a repuntar. Eso es positivo. Sin embargo, todavía persiste un alto nivel de riesgo de crédito, lo que hace que las entidades financieras sean cautelosas a la hora de colocar nuevos préstamos, especialmente en segmentos más vulnerables”, dijo.

Microcrédito en Colombia
Foto: Redes

A pesar de esa cautela, el mensaje fue claro: los microempresarios deben seguir confiando en el sistema formal y explorar opciones dentro del ecosistema microfinanciero. “La invitación es que los empresarios se acerquen a las entidades formales, revisen alternativas y escojan la que mejor se adapte a su realidad. No todas las opciones son iguales”, subrayó.

Microcrédito vs. gota a gota: el gran dilema

Uno de los temas más sensibles del microcrédito en Colombia es la competencia desleal de los prestamistas informales, conocidos como “gota a gota”. Clavijo no se anduvo con rodeos: “Un estudio de Anif mostró que el gota a gota le cobra en promedio un 666% efectivo anual a los microempresarios. Eso es brutal. En cambio, el tope legal en microcrédito ronda entre el 70% y 80%, dependiendo del monto. No quiere decir que todas las entidades cobren eso, pero es el límite”.

La comparación, dijo, debe hacerse con una visión más realista: “Muchas veces, lo informal parece más fácil o más barato porque te prestan de inmediato y con poco papeleo. Pero si uno hace el cálculo real, termina pagando mucho más. El problema es que hacer ese cálculo no es sencillo. Por eso necesitamos más educación financiera”.

Clavijo también explicó por qué los intereses en el microcrédito pueden parecer más altos que en otros tipos de crédito: “Atendemos personas que no tienen historial financiero, que nunca han tenido una cuenta bancaria, y muchas veces ni siquiera tienen sus finanzas organizadas. Eso implica más riesgo, y por lo tanto, mayores tasas. Pero la clave está en que si el empresario demuestra buen comportamiento, esas condiciones mejoran”.

Además del crédito, las microfinanzas bien hechas ofrecen mucho más: “Cuando se hace correctamente, el microcrédito viene acompañado de servicios no financieros: capacitación, asesoría técnica, educación financiera. Eso es lo que marca la diferencia”, dijo Clavijo. “Un agricultor, por ejemplo, no solo recibe el dinero, sino el acompañamiento de un agrónomo para mejorar su productividad. Eso no lo hace el gota a gota”.

El gerente de Asomicrofinanzas celebró que la cooperación internacional haya entendido esto. “Con la Unión Europea, por ejemplo, firmamos un convenio que tiene dos ejes: sostenibilidad —para que los microempresarios mejoren su resiliencia climática—, y scoring alternativo con inteligencia artificial, para evaluar a quienes no tienen historial crediticio con otras variables”, explicó.

Este tipo de herramientas, aseguró, son el futuro del microcrédito. “No podemos seguir dependiendo solo del pasado financiero de una persona. Tenemos que usar tecnología para incluir, no para excluir”, añadió.

¿Debería subir la tasa de usura?

Uno de los debates más polémicos en torno al microcrédito es el de la tasa de usura. Clavijo considera que todavía falta mucho análisis técnico y político sobre el tema: “Algunos creen que debería eliminarse para permitir que se atienda a microempresarios de alto riesgo de forma formal. Otros temen que eso abra la puerta al abuso. Yo creo que hay casos donde, para incluir formalmente a ciertas personas, se debería permitir una tasa más alta. Pero solo si eso implica un proceso de inclusión real y con acompañamiento”.

La propuesta no es aumentar tasas indiscriminadamente, sino pensar en mecanismos que permitan ampliar el acceso sin poner en riesgo a los usuarios.

Sobre las proyecciones para el resto del año, Clavijo se mostró optimista, aunque cauto. “Los datos de la Asociación muestran que la cartera del microcrédito está creciendo. El reto está en recuperar el número de clientes, que se ha visto afectado por la coyuntura. Pero si la economía mejora, como lo estiman algunos centros de pensamiento, seguramente esa tendencia va a cambiar”, aseguró.

Y cerró con una reflexión: “El microcrédito es muchas veces la única forma de que alguien en un barrio o una vereda pueda iniciar un negocio, crecer y formalizarse. No es perfecto, pero es fundamental. Y si lo seguimos fortaleciendo con educación, tecnología y regulación inteligente, el impacto será enorme”.

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