En la última década, el sector privado ha sido cada vez más presionado por inversionistas, reguladores y la sociedad en general para adoptar estrategias de sostenibilidad que generen valor tanto para la economía como para el medio ambiente. En este escenario, el sector financiero juega un papel crucial, ya que tiene la capacidad de impulsar el desarrollo sostenible y garantizar la preservación de los recursos naturales a través de decisiones de inversión responsables.
Esta tendencia ha cobrado relevancia, especialmente en Colombia, donde la protección de la biodiversidad es una prioridad debido a la importancia de sus ecosistemas.
Un contexto de riesgo para el sector financiero: Uno de los mayores desafíos que enfrenta el sector bancario en América Latina es la correcta gestión de los riesgos relacionados con la naturaleza. Estos riesgos pueden clasificarse en tres tipos principales: riesgos físicos, de transición y sistémicos.
Los riesgos físicos surgen de la degradación de los ecosistemas y la pérdida de servicios ecosistémicos vitales, como la polinización o el control de plagas. En Colombia, la deforestación no solo pone en peligro la biodiversidad, sino que también amenaza a sectores económicos clave como la agricultura y el turismo.
Este tipo de degradación aumenta la posibilidad de que los bancos sufran pérdidas financieras considerables, especialmente aquellos que financian actividades económicas dependientes de la estabilidad ambiental.
Por otro lado, los riesgos de transición están asociados con el cambio de normativas y la creciente demanda de los consumidores por prácticas más sostenibles.
Colombia ha comenzado a implementar políticas ambientales más estrictas, lo que podría afectar de manera significativa a sectores que dependen de actividades extractivas o intensivas, como la minería o la agricultura extensiva.
Finalmente, los riesgos sistémicos se derivan de la posibilidad del colapso de ecosistemas esenciales. La pérdida de los bosques tropicales o la reducción de los recursos hídricos del Amazonas, por ejemplo, no solo afectarían a las economías locales, sino que podrían desestabilizar todo el sistema financiero regional.
En una región como Latinoamérica, donde más del 60% del PIB depende de los recursos naturales, los riesgos sistémicos presentan una amenaza existencial para la estabilidad económica.
El papel del sector financiero en la protección de la biodiversidad y el impulso de la finanzas sostenibles en Colombia
Impacto en las comunidades vulnerables: La degradación ambiental tiene un impacto desproporcionado en las comunidades más vulnerables, especialmente aquellas que dependen directamente de los recursos naturales para su sustento.
En Colombia, muchas de estas comunidades se encuentran en áreas rurales o en regiones de alto valor ecológico, como la Amazonía y los Andes. Las comunidades indígenas, en particular, dependen de los bosques, los ríos y la biodiversidad para mantener sus modos de vida. Por lo tanto, la conservación de los ecosistemas no solo es fundamental para el medio ambiente, sino también para el bienestar social y económico de millones de personas en el país.
Oportunidades para el sector financiero: Ante estos desafíos, el sector financiero tiene la oportunidad de desempeñar un papel clave en la protección del medio ambiente y la biodiversidad a través de las llamadas finanzas sostenibles . Los bancos pueden impulsar la creación de bonos verdes, créditos y otros instrumentos financieros que apoyan proyectos dedicados a la conservación de la naturaleza. Esta transición no solo permite a las instituciones financieras mitigar los riesgos asociados con la degradación ambiental, sino que también abre nuevas oportunidades de negocio.
Según un informe del Foro Económico Mundial, se estima que las oportunidades económicas vinculadas a la biodiversidad y las soluciones basadas en la naturaleza podrían generar hasta 10 billones de dólares anuales y crear 395 millones de empleos para 2030. En Colombia, esto podría traducirse en inversiones en agricultura regenerativa, ecoturismo y la restauración de ecosistemas estratégicos.
Iniciativas internacionales: En el ámbito internacional, se han desarrollado iniciativas para ayudar a las empresas y sectores financieros a gestionar su impacto en la naturaleza. Una de las más destacadas es el Taskforce on Nature- related Financial Disclosures (TNFD) , lanzado en 2023, cuyo objetivo es proporcionar a las empresas una guía para evaluar y reportar sus interacciones con la naturaleza de manera transparente.
A su vez, la Corporación Financiera Internacional (IFC) publicó en 2024 la «Guía de referencia de finanzas para la biodiversidad», que ofrece un marco detallado para que los inversionistas identifiquen proyectos que promuevan la preservación de la biodiversidad.
En Colombia, varios bancos ya han comenzado a adoptar criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza) en sus decisiones de inversión, aunque aún hay mucho camino por recorrer para alcanzar los estándares globales. La exposición de las instituciones financieras a industrias de alto impacto, como la minería y la agricultura extensiva, sigue siendo considerable, lo que pone de aliviar la necesidad de una mayor alineación con las iniciativas internacionales.
El sector financiero en Colombia y en la región latinoamericana tiene una responsabilidad única para liderar la transición hacia un modelo económico más sostenible, resiliente frente al cambio climático y consciente de la importancia del capital natural.
La colaboración entre bancos, gobiernos y comunidades locales será crucial para asegurar que las inversiones no solo protejan la biodiversidad, sino que también generen prosperidad económica y social. Las instituciones que adopten este enfoque no solo estarán mejor preparadas para mitigar los riesgos ambientales, sino que también aprovecharán las crecientes oportunidades que ofrecen las soluciones sostenibles.
El futuro de la biodiversidad y la estabilidad económica en la región dependerán de cómo los actores financieros reconozcan el valor de la naturaleza y movilicen los recursos necesarios para su conservación.
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