Hoja de vida de Felipe Córdoba: el aspirante a presidencia que complica al Partido Conservador

Felipe Córdoba, excontralor general de la República, desató una fuerte división dentro del Partido Conservador tras la decisión de extender los plazos de inscripción para aspirantes presidenciales.

La irrupción de Felipe Córdoba en el panorama interno del Partido Conservador ha provocado una tormenta política inesperada. Lo que parecía una simple ampliación de plazos para inscribir precandidatos terminó en una denuncia formal de la veeduría del partido, que alertó sobre presuntas irregularidades en el proceso. Según la veedora María Eugenia Correa, la decisión fue tomada “sin los debidos procedimientos” y desconociendo los acuerdos previamente aprobados por la Dirección Nacional Conservadora.

La prórroga, aprobada el lunes 10 de noviembre, extiende hasta el 1 de diciembre el plazo para inscribir precandidatos presidenciales, una medida que muchos interpretan como una puerta abierta para facilitar el ingreso de Córdoba a la contienda por el aval conservador.

Felipe Córdoba en el Partido Conservador

El hecho desató tensiones entre las distintas facciones del partido, especialmente con el senador Efraín Cepeda, quien calificó la decisión como “una jugada para alterar las reglas de juego” en beneficio del excontralor.

¿Quién es Felipe Córdoba?

Nacido en Pereira en 1979, Felipe Córdoba Larrarte ha construido una carrera pública marcada por el control fiscal y la gestión institucional. Es profesional en Gobierno y Relaciones Internacionales del Externado de Colombia, abogado del Politécnico Grancolombiano y especialista en Alta Gerencia de la Universidad Libre. Además, posee un máster en Acción Política de la Universidad Rey Juan Carlos y un doctorado en Derecho de la Universidad de Jaén, ambos en España.

En su trayectoria ha sido secretario privado del gobernador de Risaralda, secretario de Gobierno de Pereira, asesor en la Presidencia de la República y vicecontralor general. En 2018 llegó a la cabeza de la Contraloría General de la República, donde lideró investigaciones por corrupción, implementó herramientas de control territorial y promovió una imagen de eficiencia institucional.

En 2025, Felipe Córdoba oficializó su intención de aspirar a la Presidencia de Colombia con el movimiento ciudadano Volvamos a Confiar, centrado en tres ejes: seguridad, lucha contra la corrupción y bienestar social. Sin embargo, su acercamiento reciente al Partido Conservador reconfiguró el panorama electoral. El propio Córdoba afirmó que solo aceptó una “invitación” del partido para construir un proyecto de “unidad, seguridad y estabilidad”, y negó estar detrás de maniobras internas.

Su llegada, no obstante, dividió al conservatismo: mientras un sector lo ve como una figura fresca con experiencia técnica, otro lo percibe como una imposición que vulnera la institucionalidad interna. La veeduría y parte del directorio insisten en que el proceso de ampliación de plazos careció de validez formal, lo que deja al partido sumido en un conflicto entre renovación y legitimidad.

Según el mismo precandiado, él encarna una mezcla de tecnocracia y ambición política. Su hoja de vida lo respalda como gestor público y académico, pero su incursión en la arena electoral —ahora en medio de una disputa partidista— pone a prueba su promesa de “unidad” y “transparencia”. El desenlace de esta crisis determinará no solo su futuro político, sino también la capacidad del Partido Conservador para reinventarse en la antesala de las presidenciales de 2026.

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