Hoja de vida y quién es Lidio García, el nuevo presidente del Congreso de Colombia

Lidio García fue elegido presidente del Congreso de Colombia, en un regreso que marca una nueva etapa para el Legislativo en medio de tensiones políticas y reformas estancadas.

Lidio García fue elegido como nuevo presidente del Congreso de Colombia, en una votación que reconfigura el mapa político dentro del Capitolio. Su regreso al cargo, cinco años después de haberlo ocupado por primera vez, marca un nuevo capítulo para el Partido Liberal y para la legislatura que cerrará el gobierno de Gustavo Petro.

Lidio García es un político liberal con una trayectoria de más de dos décadas en el servicio público. Comunicador social de profesión, oriundo de Cartagena y con raíces en la música vallenata, ha sido una figura central en el Senado desde 2010.

En las elecciones legislativas ha sido uno de los senadores más votados de su partido, y ya había ocupado la presidencia del Congreso en el periodo 2019–2020, durante la pandemia.

Su elección para el cargo en 2025 se produjo tras la renuncia del representante Alejandro Chacón a su propia aspiración, lo que consolidó a García como candidato de consenso entre los liberales. Con el respaldo de cerca de 97 congresistas y el visto bueno de otros partidos, su llegada a la presidencia representa una apuesta por el equilibrio, el control político y la moderación en medio de un Congreso polarizado.

Lidio García nuevo presidente del Congreso
Foto: Redes

¿Qué representa el regreso de Lidio García a la presidencia?

Para muchos sectores políticos, el regreso de Lidio García al liderazgo del Congreso significa un intento por recuperar el tono deliberativo y menos confrontacional del Legislativo. Él mismo ha dicho que quiere «bajar los ánimos», actuar como un presidente garantista y asegurar que todas las bancadas tengan voz, tanto las oficialistas como las opositoras.

Esta nueva etapa se da en un contexto legislativo complejo: las grandes reformas del gobierno Petro están estancadas o han sido rechazadas, y el ambiente en el Capitolio se ha cargado de tensiones entre los bloques políticos. En ese escenario, la figura de García puede ser clave para tender puentes o, al menos, evitar que la parálisis se agudice.

Su liderazgo es más técnico que mediático. En su primera presidencia, durante la pandemia, fue el encargado de organizar sesiones virtuales y mantener la operatividad del Congreso en uno de los momentos más difíciles del país. Esta experiencia le dio un perfil institucionalista, aunque no exento de críticas.

Como toda figura pública de largo aliento, Lidio García ha enfrentado cuestionamientos. En su carrera ha sido señalado por ausencias frecuentes en plenarias y por presuntas irregularidades administrativas relacionadas con contratos de obras en el departamento de Bolívar. Sin embargo, ninguno de estos señalamientos ha derivado en sanciones disciplinarias ni judiciales.

En su primera presidencia mantuvo una relación tensa pero respetuosa con el gobierno de Iván Duque. Ahora, bajo el gobierno de Gustavo Petro, su papel será aún más exigente, ya que debe arbitrar entre un Ejecutivo en busca de reformas y un Legislativo dividido.

Lidio García no solo representa al Partido Liberal, sino también una manera de hacer política menos estridente. Su experiencia, su manejo interno y su capacidad de negociar lo posicionan como un presidente que puede ser funcional al sistema político en tiempos de desgaste y polarización.

Para los liberales, su elección es un triunfo institucional que les devuelve protagonismo en el escenario nacional. Para el Congreso, es una apuesta por el equilibrio en el cierre de una legislatura crucial. Para el país, es una figura que deberá demostrar si la experiencia y el pragmatismo todavía pueden marcar la diferencia en la política colombiana.

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