La burbuja de la tributaria

El gobierno parece no tener un norte claro en este 2024 y, entre bombas y su firma de distracción, busca encontrar alguna luz que le permita salvar el 50% de su gobierno con una reforma tributaria.

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Con el pasar de los días, se ha ido desinflando ese debate que se tenía el año pasado respecto a una nueva reforma tributaria. Quedaría el gobierno de Gustavo Petro, a pesar de solo haber hecho una al comienzo inmediato de su gobierno a principios del año 2022.

Petro, quien hizo una feroz campaña en contra de la reforma tributaria del entonces ministro Alberto Carrasquilla en 2021, donde fue uno de los principales promotores de las marchas, los bloqueos y el hostigamiento que vivió el país. Ahora, Petro quiere retomar parte de esa reforma, una reforma que a todas luces y bajo ojos sensatos, era en su mayoría responsable y necesaria. Entonces, ahora Petro y su ministro Bonilla dicen que ahora sí vale la pena pensar en una reforma que le baje los impuestos a las empresas, cosa que llama la atención porque Petro y la mayoría de su equipo de gobierno decían que las empresas colombianas no pagaban nada de impuestos.

Pero ahora sí se habla de bajarles cinco puntos, o de bajar de 35 al 30% y buscar compensarlo elevándole los impuestos aún más a las personas naturales que ya tienen una carga impositiva lo suficientemente alta, desconociendo el problema único y sobre diagnosticado que han visto todos los gobiernos pero que nadie se atreve a ver, y es quela dificultad está en que si no se aumenta la base gravable, pues es imposible equilibrar las finanzas de un país y hacerlas sostenibles en el tiempo.

De manera que esa reforma que se ha ido apagando con los días, donde 10 millones de los bolsillos de las familias pasarían a beneficiar a las empresas. Y eso que nosotros estamos de acuerdo en que las compañías de Colombia pagan demasiados impuestos, pero esta reforma no tiene ningún sentido si no se amplía la base gravable. Es una reforma tributaria que sería confiscatoria para profesionales que ganan más de 10 millones de pesos, donde los impuestos subirían casi un 45%, y sería una invitación a que, prácticamente, las personas se vayan del país.

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Colombia, en este momento, necesita la reforma tributaria, sí, claro, siempre la ha necesitado. El problema es que las reformas que se han planteado no han sido las necesarias ni las responsables para el país. Porque un IVA que es elevado, que está hoy exento en muchos productos, debería declararse un impuesto plano, donde todos los productos se graven con una tasa más baja, quizás entre el 10% y el 12%, ampliar la base gravable de manera progresiva y diferencial con las personas que ganen más de dos salarios mínimos, para que puedan pagar una renta diferencial y que, desde luego, siempre se siga combatiendo la ilusión y la evasión, el blanqueo de capitales, entre otros males que afectan la economía Colombiana.

Con las diferentes reformas, como la reforma tributaria regional, han venido hablando de cosas por hablar, las embolatan, se disipan, las vuelven a proponer. La pregunta es si este gobierno tiene en sus planes hacer una nueva reforma tributaria. Será que se va a dar esa pelea con reformas a la salud, reforma pensional y reforma laboral en la parrilla. No lo creemos.

De ser así terminaría siento un mal cálculo del presidente y su equipo de gobierno, intentar hacer una nueva reforma tributaria, pero entendemos sus preocupaciones. La preocupación del gobierno, que no ha exteriorizado, es que su recaudo este año 2024 va a ser inferior porque el país está estancado económicamente y también están preocupados porque, si bien pudieron sacar pecho con la reducción del déficit en 2023; en 2024 ese déficit se va a disparar y tampoco tienen el valor, el coraje, la responsabilidad política para aumentar el precio del CPM, uno de los grandes huecos en las finanzas públicas. No era suficiente con aumentar el precio de la gasolina corriente.

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Es un panorama oscuro, muy oscuro para el Gobierno Nacional, más cuando se ha dedicado a atacar las fuentes principales de ingresos de la nación, como el sector minero energético de hidrocarburos, y lo peor de todo es que este 2024 en los mejores escenarios podremos crecer hacia un 2%, manteniendo la inflación cercana al 8%, un panorama que es completamente desalentador para cualquier economía.

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