El Congreso de la República periodo tras periodo no se ha caracterizado por tener a los mejores miembros, integrantes que no se conocen por sus grandes aportes al país en sus debates y en sus proyectos de ley o en sus interpretaciones del país, los conocemos más por escándalos, por denuncias de corrupción, por salidas en falso, por mentiras por calumnias y por estar gritando todo el día para buscar seguidores en redes sociales, nada más hace pocos días nos enterábamos que un importante miembro del Congreso de la República está aparentemente coludido con entramados de corrupción en entidades del gobierno nacional e incluso tiene el descaro de continuar las prácticas habiéndose ellos anunciado como el cambio, cobrando comisiones por sus salarios a los miembros de la UTL.
Si seguimos en esa misma línea y con esa misma colectividad política, salió la representante María Fernanda Carrascal en una plenaria a decir a los cuatro vientos y con el pecho inflamado, que el 25 % de la utilidad remunera a los dueños del capital, seguido de hilar una gran cadena de falacias, que insistimos son soportadas en un desconocimiento y en una ignorancia que, en definitiva, hay que decirlo, a pesar de los dantescos debates del Congreso se ha visto, puesto que confundió un contrato de trabajo a término fijo con un contrato de prestación de servicios y aún atrevidamente decía que en un contrato fijo no se pagaban vacaciones ni prestaciones sociales.
Allí primeramente la representante demuestra un divorcio completo de los asuntos económicos y laborales, y lo segundo es peor cuando esta persona es una ponente de la reforma laboral del Gobierno y no tiene ni siquiera la mínima noción para diferenciar los modelos de contrato que hoy existen en Colombia.
Sucede también que no basta solo con tener meridiano conocimiento de esto para poder hablar, sino que es importante ahondar más allá en lo que es el mercado laboral en Colombia y la situación de las empresas. Por ejemplo, si uno saca un promedio de las utilidades de las mil empresas más grandes del país según supersociedades, el promedio es del 7,5% , literalmente sería más rentable cerrar una empresa y poner el capital a rentar en un neobanco que hoy está dando utilidades anuales por encima del 10%.
Lo peor de todo es el daño gigante y tóxico que esto le hace a la opinión pública colombiana, en donde el elector promedio no tiene ni idea tampoco de lo que se está hablando en el Congreso; no le interesa, pero de pronto van y le creen a una congresista supremamente mal informada, insistimos con mala intención o por una ignorancia gigante, quien además, tiene en las manos el futuro de tantas empresas colombianas.
La señora Carrascal confunde ingresos con utilidades. Otra de las perlas, la señora no entiende que un ingreso de una empresa no es una utilidad. Hay personas que pueden ingresar 50.000 millones de pesos en ventas y tener en egresos 49.990 millones.
Hay empresas que tienen millones de ingresos, pero hoy están en quiebra porque sus egresos son superiores. Las »utilidades», un término mínimo que en cualquier diccionario está, es todo lo que le queda a una compañía después de pagar todos los gastos, impuestos y demás costos asociados a la operación de la empresa.
De manera que seguir fomentando y enriqueciendo la idea de que los empresarios son unos ricos explotadores, vende patrias, tiranos, opresores que se bañan en oro por el sudor de sus empleados, es una falta de responsabilidad con el país gigante, es una irresponsabilidad social, crea malestar, odio de clases y sobre todo profundiza sentimientos absolutamente infundidos en una clase trabajadora que mal informada puede tomar decisiones muy equivocadas.
Hoy las empresas colombianas están sufriendo, las empresas colombianas tienen enormes dificultades; Colombia es un país de micro, pequeñas y medianas empresas más que empresas gigantescas, y con todos estos ingredientes que le están aplicando a la reforma laboral solamente están haciendo daño. De manera que confundir el contrato fijo con el de prestación de servicios, ya es un error gigante. Decir que ingresos igual a utilidades es otro error gigante. Pretender dar un debate con semejante sesgo anti empresarial no tiene sentido y el gobierno tiene que darse cuenta en manos de quién dejaron esta reforma. Esto nos lleva a pronosticar que no tiene nada de bueno este debate cuando hay más de un millón de empleos que están en juego y el desempleo creciendo.
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