La Opinión del Consumidor mejora, pero aún no despeja las sombras del pesimismo

La Opinión del Consumidor en Colombia repuntó en junio, pero persisten dudas sobre la percepción del país y la recuperación del poder adquisitivo.

Foto: Redes

El Índice de Confianza del Consumidor (ICC) alcanzó un balance de 2,2% en junio de 2025, según la Encuesta de Opinión del Consumidor (EOC) publicada por Fedesarrollo. Esto representa un avance de 6 puntos porcentuales frente al dato de mayo (-3,8%) y un salto de 14,9 puntos frente al mismo mes del año anterior, cuando se ubicaba en -12,7%.

El dato, aunque positivo, sigue dejando un sabor agridulce: por primera vez en varios meses se entra en terreno levemente positivo, pero las cifras aún reflejan una economía con múltiples tensiones en la percepción ciudadana.

El repunte del índice se explica por dos factores: una mejora en las condiciones económicas actuales (ICE), que subió 6,7 puntos, y un alza de 5,5 puntos en las expectativas del consumidor (IEC). Ambos subíndices aún muestran balances frágiles: el ICE pasó de -6,9% a -0,2%, y el IEC de -1,7% a 3,8%.

A pesar de este viraje, la confianza del consumidor sigue estando lejos de los niveles que podrían considerarse como señales de recuperación sólida del consumo.

Opinión del Consumidor mejora en junio, pero sigue sin consolidarse la confianza plena

Aunque los hogares manifestaron sentirse en una mejor situación económica frente al trimestre anterior, su visión sobre el país no mejora al mismo ritmo. El balance de percepción sobre la economía nacional cayó 0,3 puntos respecto al primer trimestre del año, lo que sugiere una desconexión entre lo que ocurre puertas adentro y la lectura del entorno económico general.

Opinión del Consumidor

Esto también se refleja en la disposición a comprar bienes durables. Mientras la intención de adquirir artículos como electrodomésticos subió más de 11 puntos frente a mayo, la intención de compra de vivienda y vehículos, aunque con repuntes importantes, aún se encuentra en terreno negativo: -18,8% para vivienda y -29,5% para vehículos.

Las ciudades y estratos: un panorama desigual

El avance en la Opinión del Consumidor no fue homogéneo en todas las regiones. Bogotá mostró el mayor salto, con un alza de 14,5 puntos porcentuales, mientras que Medellín y Barranquilla sufrieron retrocesos severos de -9,8 y -17,5 puntos, respectivamente. En Medellín, además, la disposición a comprar vivienda cayó drásticamente de -14,2% a -45,8%, lo que la convierte en una de las ciudades con mayor deterioro en este indicador.

Por estratos socioeconómicos, la confianza aumentó en todos los niveles, destacándose el estrato alto, que pasó de -38,2% a -19,6%. Aun así, la percepción sigue siendo negativa entre los consumidores de mayores ingresos, lo cual es una señal de que el optimismo de junio se sostiene más sobre expectativas que sobre realidades contundentes.

¿Más consumo o una ilusión estadística?

El alza en los indicadores puede estar influenciada por un efecto estacional o una mayor disposición a endeudarse ante la percepción de estabilidad, más que por una mejora real de los ingresos. La pregunta de fondo es si este repunte en el ICC representa un cambio de tendencia o una corrección temporal en medio de un escenario aún incierto.

Por ejemplo, en el caso de la disposición a comprar vivienda, el alza de 14,3 puntos porcentuales con respecto a mayo parece alentadora. Pero el balance sigue en terreno negativo, lo que evidencia una mejora relativa, mas no estructural. En comparación con junio de 2024, el incremento fue de casi 23 puntos, pero la base desde la cual se parte sigue siendo débil.

Algo similar ocurre con la intención de adquirir vehículos: pasó de -46,5% a -29,5%. Aunque hay una mejora, sigue siendo uno de los indicadores más deprimidos, lo que refleja la dificultad del consumidor promedio para comprometerse con compras de largo plazo y alto valor en un contexto donde las tasas de interés y la incertidumbre económica siguen pesando.

Una señal débil de reactivación

En suma, los datos de la Opinión del Consumidor de junio muestran una mejora importante en la confianza de los hogares, pero aún no alcanzan para afirmar que el consumo en Colombia se esté reactivando plenamente. La percepción sobre la economía nacional, el temor a comprar bienes de alto valor y las grandes diferencias entre regiones y estratos sociales confirman que, aunque hay señales de luz, el túnel todavía no se termina de atravesar.

Fedesarrollo deberá seguir de cerca los próximos meses para determinar si este es el inicio de una recuperación sostenida o simplemente un rebote en medio de una economía aún frágil.

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