Pelea de gallos: «El presidente no solo es el jefe de Estado; también es la suprema autoridad administrativa y jefe de Gobierno, pero encontrar trampas en estos vericuetos jurídicos no es nada diferente a perder el tiempo».
Por: Orlando David Buelvas Dajud
La noticia ya no es noticia, de hecho, ni siquiera llegó a sorprender que el presidente de la república se proclamara como jefe del fiscal general de la nación. El primero actuando en defensa de su interpretación de la Constitución y el segundo como estandarte de la oposición, protagonizaron un vergonzoso episodio que hay que sumar a los anaqueles de anécdotas que van dejando los gobiernos colombianos.
Son muchos los factores que encendieron las alarmas de los medios periodísticos están última semana gracias a los pronunciamientos de los mencionados funcionarios. El conflicto inició cuando el presidente de la República compartió un artículo de un medio independiente en el que se asegura la omisión por parte del gobierno frente los asesinatos y desapariciones forzadas realizadas por el clan del golfo.
Situación realmente alarmante si se considera que este grupo ilegal ha sometido a múltiples departamentos del país mientras sus lideres se han permitido lujosas vidas, como lo demostró la investigación publicada por El Espectador el domingo pasado.

Sin embargo, los problemas que han ocupado a los diarios nacionales no han sido los casos de injusticia que atormentan a la subregión del Urabá, o las inundaciones ya olvidadas de la Mojana ni las múltiples reformas que se cifran hoy en el Congreso de la República, no: el espectáculo de moda es que el presidente publicó en Twitter un artículo de la Constitución, junto con una entrevista que presentó en España asegurando que, como Jefe de Estado, era el jefe directo del fiscal general de la nación, esta afirmación terminó de acalorar la relación entre Gustavo Petro y Francisco Barbosa, quienes han presentado diferentes choques en el desarrollo de sus cargos como funcionarios públicos.
El presidente no solo es el jefe de Estado; también es la suprema autoridad administrativa y jefe de Gobierno, pero encontrar trampas en estos vericuetos jurídicos no es nada diferente a perder el tiempo.
DEL MISMO AUTOR: Studio Ghibili
¿El presidente puede pedir información de manera directa al fiscal? Sí. ¿El fiscal tiene independencia al desarrollar sus funciones? Sí. ¿Existen formalidades que el presidente tenga que cumplir antes de pedir dicha información? Sí, y allí está el problema. Ser jefe de Estado no hace al presidente jefe directo del fiscal general ni de ningún miembro de la rama judicial. Esta conjetura no es más que un juego de palabras alejado de la realidad y de una debida interpretación de la Constitución.
Barbosa tampoco cumplió con dejar su ego de lado. Desde un primer momento pudo frenar el encuentro con una simple invitación a discutir el tema presentado por Petro solicitando que se cumpliera con las formas necesarias, pero estos funcionarios parecen más encaminados a luchar como gallos de apuestas que a cumplir con sus deberes constitucionales. Ser independiente no implica ser oposición, pero en este gobierno de orgullos rotos parece que todo vale.
El verdadero interés de Barbosa y Petro debe ser el nacional, el interés colectivo por permitir una administración de justicia transparente, alejada de estos escándalos aledaños que no hacen sino ahondar en los problemas estructurales de este país. El fiscal general de la Nación debe conservar su independencia, sería ridículo imaginar que para realizar investigaciones o presentar fallos fuese necesaria la venia del presidente, o que todo el que tenga independencia la utilice como mecanismo político provocando choques entre mandatarios.
Lo único cierto es que estos escándalos cada vez lo son menos, que los problemas se convierten en costumbres y que cada semana parece ser inaugurada con un nuevo estrepito. Por lo que lo único que queda por preguntar es ¿cuál será el próximo?