La muerte del Papa Francisco marca un nuevo proceso en el Vaticano, conocido como Conclave. Cuando el Papa, máximo líder de la Iglesia católica muere, comienza un período conocido como “Sede vacante” en el que el gobierno de la institución recae en manos del colegio de los cardenales.
Los cardenales no tienen potestad para definir los temas que corresponden al papa, por lo que en este período lo que pueden hacer es resolver cuestiones ordinarias o que no se puedan aplazar y preparar todo lo necesario para la elección del nuevo pontífice.
¿Qué es el Cónclave?
El cónclave es el proceso mediante el cual la Iglesia Católica elige a su nuevo líder espiritual, el Papa. Este evento, cargado de tradición y simbolismo, se lleva a cabo en la Capilla Sixtina del Vaticano y es conocido por su estricta confidencialidad y rituales centenarios.
El término «cónclave» proviene del latín cum clave, que significa «con llave», haciendo referencia al aislamiento estricto de los cardenales durante la elección. Este proceso se activa tras la muerte o renuncia de un Papa, iniciando el período conocido como «sede vacante». Durante este tiempo, el Colegio de Cardenales asume la administración temporal del Vaticano sin realizar reformas significativa.
Solo los cardenales menores de 80 años tienen derecho a voto en el cónclave. Actualmente, se permite un máximo de 120 cardenales electores, aunque este número puede variar ligeramente según las circunstancias. Estos cardenales se reúnen en Roma y son alojados en la Domus Sanctae Marthae, una residencia dentro del Vaticano.
¿Cuándo inicia el Cónclave?
El cónclave comienza entre 15 y 20 días después de la sede vacante, permitiendo tiempo para los funerales del Papa anterior y la llegada de los cardenales. La ceremonia de apertura incluye una misa y el juramento de secreto absoluto por parte de los participantes. Posteriormente, se pronuncia la frase «extra omnes» («todos fuera») para indicar que solo los cardenales deben permanecer en la Capilla Sixtina.
Las votaciones se realizan en sesiones matutinas y vespertinas. Cada cardenal escribe el nombre de su candidato en una papeleta, que luego se deposita en una urna. Para ser elegido, un candidato debe obtener una mayoría de dos tercios de los votos. Si no se alcanza esta mayoría después de 30 votaciones, se puede optar por una mayoría simple.
Tras cada ronda de votación, las papeletas se queman en una estufa especial. El color del humo que emana de la chimenea de la Capilla Sixtina indica el resultado:
Fumata negra: No se ha alcanzado un consenso
Fumata blanca: Se ha elegido un nuevo Papa.
Una vez elegido, el nuevo Papa es preguntado si acepta el cargo y qué nombre desea adoptar. Después, es presentado al mundo desde el balcón de la Basílica de San Pedro con la tradicional frase «Habemus Papam». Este momento es seguido por millones de fieles alrededor del mundo, marcando el inicio de un nuevo pontificado