El fabricante estadounidense de vehículos eléctricos Tesla ha iniciado el año con cifras preocupantes. La compañía reportó una caída del 71 % en sus beneficios netos durante el primer trimestre de 2025, alcanzando apenas los 409 millones de dólares.
La cifra representa un fuerte contraste con los resultados obtenidos en el mismo periodo del año anterior y se sitúa muy por debajo de las expectativas del mercado.
Según el informe financiero publicado este martes, los ingresos provenientes del negocio principal de Tesla, la venta de automóviles eléctricos, se redujeron en un 20 %, ubicándose en 13.967 millones de dólares.
Tesla enfrenta su mayor desafío financiero en años: competencia feroz y menor demanda
Si se consideran todas las líneas de negocio de la empresa, incluidos el almacenamiento de energía y servicios relacionados, los ingresos totales sumaron 19.335 millones de dólares, un 9 % menos que en el primer trimestre de 2024.
El descenso de los beneficios se produce en un contexto de creciente presión sobre Tesla, que se enfrenta no solo a una desaceleración de la demanda global de vehículos eléctricos, sino también al fortalecimiento de sus competidores, especialmente fabricantes chinos que han ganado terreno en mercados clave como Europa y Asia.
El resultado operativo de la empresa también muestra señales de debilitamiento. El EBITDA ajustado cayó un 17 %, situándose en 2.814 millones de dólares, mientras que el margen operativo disminuyó hasta el 14,6 %.
A esto se suma un aumento del 9 % en los gastos operativos, que alcanzaron los 2.754 millones de dólares, una señal de que Tesla está gastando más para mantenerse competitiva, pero sin resultados proporcionales en ingresos.
Los analistas del mercado se mostraron sorprendidos por la magnitud del retroceso. La previsión general anticipaba ingresos de alrededor de 21.100 millones de dólares en el negocio automotriz y una ganancia por acción de 39 centavos.
Tesla, sin embargo, quedó por debajo de ambas estimaciones, una señal de alarma para los inversionistas.
La compañía ya había encendido las alertas a comienzos de abril al reconocer una caída del 13 % en sus ventas trimestrales, con un total de 336.681 vehículos entregados entre enero y marzo. Sin embargo, los datos financieros recién publicados confirman que los efectos han sido más profundos de lo previsto.
A este panorama se suma un factor que ha llamado la atención tanto de analistas como del público: la cada vez más intensa participación política de Elon Musk, CEO de Tesla, quien desde la reelección de Donald Trump en noviembre de 2024 se ha convertido en una figura clave dentro del nuevo gabinete presidencial.
Algunos observadores consideran que el papel de Musk en la administración Trump podría estar desviando su atención de Tesla en un momento crítico para la empresa.
Con una competencia creciente, márgenes a la baja y una dirección ejecutiva cada vez más politizada, Tesla enfrenta el que podría ser uno de sus mayores retos desde que se consolidó como líder mundial en movilidad eléctrica.
En los próximos trimestres, la empresa deberá demostrar su capacidad para recuperar terreno sin perder el impulso innovador que la llevó a la cima del sector.
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