La brecha ya no es de conectividad, sino de capacidades emergentes que definen quién crea el futuro y quién termina importando soluciones tarde. Mientras las potencias industriales lideran la automatización y la IA, Colombia ocupa una posición intermedia: cuenta con avances normativos —como el CONPES 4144 y el cuarto lugar en el Índice Latinoamericano de IA 2025—, pero aún no figura entre los protagonistas de la Cuarta Revolución Industrial.
Este contenido hace parte de la Revista 360 – Edición 10: El año de las Decisiones. Producto periodístico anual y exclusivo elaborado por 360 Radio.
Robots y automatización: una brecha estructural
La robotización industrial vive un ciclo de despliegue masivo. La densidad promedio mundial alcanzó 162 robots por cada 10.000 empleados, más del doble que hace siete años. La Unión Europea registra 219, Norteamérica 197 y Asia 182, con Corea del Sur liderando con 1.012 unidades. En América Latina, México, Brasil y Argentina encabezan la adopción, mientras Colombia apenas reportaba 149 robots instalados en 2017 y, según proyecciones, su mercado de robótica industrial apenas llegó a USD 7,38 millones el último año. Esto refleja una industria que sigue dependiendo de procesos manuales, con baja productividad y dificultades para integrarse a cadenas globales de valor.
La brecha también se nota en la vida cotidiana. En ciudades de Asia, Europa y Norteamérica ya son comunes los robots de reparto en campus universitarios, unidades autónomas de limpieza en espacios públicos y asistentes robóticos en hoteles y hospitales. En Colombia, la imagen del “robot cotidiano” se limita a pilotos aislados.
IA en producción masiva: adoptantes intermedios
La IA ha ampliado aún más la distancia. En las economías líderes, casi toda la cadena industrial está permeada por modelos avanzados: mantenimiento predictivo, gemelos digitales, optimización automática de inventarios, control de calidad por visión computacional y, más recientemente, IA generativa integrada en diseño y operaciones.
En Colombia, algunos avances son destacables: grandes actores financieros liberaron 127.000 horas anuales mediante automatización robótica y consolidaron 36 casos de IA generativa en 2024. Ecopetrol ha desarrollado más de 800 soluciones digitales y 200 robots desde 2018, automatizando casi 5 millones de transacciones.
Aun así, el país figura como “adoptante intermedio”: sobresale en talento y marcos normativos (76,01 puntos en Gobernanza), pero arrastra debilidades en infraestructura de datos, inversión en I+D y capacidad de cómputo. Aunque el 66% de las mipymes usa IA y el 78% de las organizaciones emplea IA generativa, la falta de escala limita el impacto. Fedesoft reporta que el 31% de las empresas de software priorizan IA generativa, y el sector alcanzó USD 1.758 millones en exportaciones en 2024, el 10% de los servicios del país.
En la región, la adopción ha tenido tres etapas:
- 2015-2018: pilotos exploratorios en analítica avanzada y primeras experiencias de robotización.
- 2018-2023: despegue con mayor densidad de robots, centros de excelencia y casos maduros en logística, energía y sector público.
- Desde 2023: irrupción de IA generativa y automatización “as a service”.
Colombia ha estado presente en cada fase, pero con uno o dos ciclos de retraso y alta concentración en sectores financieros, telecomunicaciones y algunas multinacionales.
Computación cuántica: la próxima frontera
La computación cuántica, basada en cúbits y superposición cuántica, promete resolver problemas que superan la capacidad de los supercomputadores clásicos. Sus aplicaciones incluyen optimización logística, diseño de materiales, simulaciones energéticas y modelos financieros complejos.
IBM proyecta un computador cuántico de 200 cúbits para 2029 y, junto a Cisco, planea la primera red cuántica a gran escala en 2030.
En Colombia hay avances académicos: la Universidad de los Andes instaló “Quipu”, la Universidad Nacional creó un Centro de Excelencia, y el Ministerio de Ciencia lanzó la convocatoria ColombIA Inteligente con USD 4,5 millones para IA y ciencias cuánticas. Sin embargo, falta una estrategia nacional para integrarse a estas cadenas de valor emergentes.
Disyuntiva estratégica
La próxima década plantea dos caminos. Primero el camino de la inercia: mantener iniciativas fragmentadas y confiar en una adopción gradual, lo que perpetuaría la brecha y convertiría a Colombia en usuaria tardía de tecnologías definidas en otros centros; y segundo, el camino de la decisión: priorizar sectores donde robots e IA multipliquen la productividad (agroindustria, salud, logística, energía), garantizar infraestructura de datos y cómputo, articular gremios, academia y reguladores, y apostar por nichos en tecnologías emergentes como la cuántica.
La disyuntiva no es tecnológica, sino estratégica. El mundo avanza hacia fábricas inteligentes, ciudades asistidas por robots e infraestructuras optimizadas por IA y, pronto, por cómputo cuántico. La pregunta para Colombia no es si estas transformaciones llegarán, sino si quiere estar entre quienes las diseñan o resignarse a importarlas cuando ya sea demasiado tarde para competir.
