Rodolfo Hernández, a un paso de ser presidente de Colombia

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Cómo lo anticipó este medio de comunicación en numerosas ocasiones, el fenómeno se convirtió en realidad permanente y ahora Rodolfo Hernández, empresario y rey de las redes sociales, está a punto de convertirse en el nuevo presidente de los colombianos, ¿cómo lo hizo?


Las dinámicas de un país no siempre responden con justicia a los hechos de un gobierno, las percepciones de cada uno de los ciudadanos son absolutamente distintas de uno a otro. Los grandes centros urbanos de Colombia como Medellín, Bogotá y Cali, seguido por Barranquilla y algunas ciudades intermedias como Montería, Armenia, Cúcuta y Bucaramanga, concentran situaciones que no se ven para nada en otras regiones del país.

Uno de los principales errores, no solamente de los muchos medios de comunicación, sino también de políticos y el Gobierno; es creer que el país se concentra en solo unos pocos conglomerados sociales, económicos y empresariales. Colombia viene con una gran ruptura interna, no solamente social, sino también económica y política desde hace aproximadamente 7 años, si bien los avances que ha tenido el país son muy significativos en distintos frentes y pasamos de ser un estado fallido a un país con oportunidades reales de progreso, crecimiento económico y mejor calidad de vida, ese componente ha tardado en llegar a muchas regiones.

Quizá por falta de eficiencia, eficacia y constancia por parte de los gobiernos o también por simple incapacidad física, ¿Por qué? Porque no es lo mismo lo que sucede en el Amazonas en Vaupés, Caquetá, Putumayo, Nariño y Guainía, Vichada, Meta y Arauca, que lo que sucede en Boyacá o en Antioquia, incluso en Córdoba.

El país ha seguido fraccionado y las dolencias de regiones no son las de otras y existen aún hoy increíblemente muchísimas poblaciones sin alcantarillado, sin viviendas, sin vías, sin escuela, sin presencia de la policía, sin presencia del Ejército, sin justicia; lo que se conocería como tierra de nadie.

En ese escenario, pedirle a las personas que sigan votando por algo que se parece a lo que les ha gobernado en los últimos 20 años es; no solamente un absurdo, sino un imposible categórico, por una razón elemental; y es que quien no tiene nada, no tiene nada que perder.

Ahora bien, la dinámica que traía el país permitía inferior desde hace un buen tiempo, Colombia no elegiría a nada que se pareciera a Álvaro Uribe Vélez, a Juan Manuel Santos, a Iván Duque, o incluso a Gustavo Petro aún Petro nunca habiendo sido presidente, pero Petro hace parte de ese desgaste institucional, incluso ese desgaste público de la política colombiana y estaba todo servido para que figuras consideradas outsiders irrumpieran en el escenario político y se convertirían en opciones fácticas de poder y es lo que ha sucedido con Rodolfo Hernández.

Colombia había entrado en un bucle de polarización no natural, una polarización absolutamente tóxica que trascendía una divergencia de opiniones frente a la economía, a la política, la sociedad y algunos modelos de desarrollo, para convertirse simplemente en si se era guerrillero o paramilitar, se era comunista o capitalista, si se era del pueblo proletariado o neoliberales, si se era esclavizadores o esclavos; se plantearon extremos sumamente peligrosos que para nada estaban beneficiando al país, todo lo contrario; lo que hicieron fue sumirlo en debates continuos que siguieron calentando los ánimos y tenían padeciendo al país cada cuatro años, entre soluciones radicales, peleas, caudillismo, egos, sin que eso se reflejara en el beneficio de las personas.

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El actual gobierno padeció una pandemia, una fuerte protesta social acompañada de bloqueos, de terrorismo urbano, de terror, miedo, pánnico, desconfianza, incertidumbre, entre otras; de una gran ausencia de comunicación con el pueblo colombiano, una falta de entender qué es lo que los colombianos querían ver y lo que no.

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De tal manera que, se convirtió en un gobierno absolutamente desgastado y muy maltratado aún teniendo muchísimas obras, proyectos y logros por mostrar, pero la narrativa de la oposición se impuso ante la nula acción del gobierno por comunicar.

Hernández fue alcalde de Bucaramanga, de una ciudad intermedia del país, una ciudad que no todos los ciudadanos conocen, que tiene una población metropolitana no mayor a 1.200.000 personas, Bucaramanga siempre había sido considerada como la ciudad bonita de Colombia, una ciudad pujante, de gente muy trabajadora, gente constante, personas que apostaron todo por hacer crecer su ciudad en la medida de sus posibilidades y ha tenido un auge en los últimos 8 años bastante sobresaliente.

Pero, con todo y eso Hernández se hizo conocer siendo alcalde, ¿cómo lo hizo? No solo por como algunos creen una cachetada a un concejal, sino por salir en un patio de las autoridades de tránsito instruyendo a los guardas, por discursos que resonaban a nivel nacional; que tenía una trascendencia importante, y sucede que el señor tenía un reconocimiento a nivel nacional a la hora de terminar su gobierno , se le conocía en Bogotá, en el Valle del Cauca, en Antioquia. Hernández sintió esto como una posibilidad de intentar buscar la presidencia del país a través de una estrategia de redes inusual para muchos pero bastante común para los niños y los jóvenes de ahora: Tik Tok.

El candidato comenzó a recoger sus firmas y aunque no participó en las consultas presidenciales, lo que para muchos le penalizaba la figuración tanto en debates como en campañas, siguió por debajo del agua armando un gran submarino, pero con una figuración en las encuestas que para muchos era llamativa pero no representaba nada importante. Hernández logró en las últimas dos semanas hacer una escalada que ni el mismo escarabajo del Tour de Francia podría imaginar y es haber desplazado a Sergio Fajardo de una tercería que parecía segura para él y más aún terminar de desplazar a Federico Gutiérrez que aglutinaba los partidos más conservadores y tradicionales del país, al Gobierno  y una red empresarial bastante significativa.

¿Cuál fue la fórmula de Rodolfo?

En primer lugar no aliarse con ningún partido ni políticos tradicionales, en segundo lugar hacer una apuesta gigante por redes sociales y, tercero, no casar peleas unilateralmente con un determinado candidato y no haber pasado más allá de críticas generales al establecimiento político. Haberse logrado elegir como una opción que representaba la indignación, un desespero, una desconfianza hacia lo que hay en el país y el cambio que quiere gran parte del país no lo representa Petro porque es un cambio destructivo, pero el cambio que Hernández propone es disruptivo desde lo constructivo y desde la supresión de lo que no funciona.

No se trataba de dar subsidios como lo hizo este Gobierno, no solo no le funcionó en lo político sino que en lo social el impacto fue bastante marginal, no solo consistía en prometer austeridad sino que esa austeridad se tenía que reflejar en lo que realmente el ciudadano ve, esquemas de seguridad innecesarios, pero el Gobierno creyó que en cortar la comunicación institucional del Gobierno detrás de los medios de comunicación iba a lograr su objetivo.

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Rodolfo Hernández logró capitalizar esa desconfianza y miedo hacia Petro, el voto útil que indicaba que él le podía ganar a Gustavo Petro en segunda vuelta. Logró capitalizar la profunda división de la coalición de la Centro Esperanza, el desgaste de los expresidentes Uribe, Santos, Pastrana, Gaviria y logró capitalizar un voto que no se había dado en las elecciones del 13 de marzo por los otros candidatos.

Ahora, Hernández está a tan solo un paso de ser presidente del país. Tiene que convencer a los colombianos que votaron por Federico Gutiérrez, por Sergio Fajardo, por Jhon Milton Rodríguez, por Enrique Gómez, de que lo acompañen, de que no voten en blanco, de que él no representa una amenaza hacia la propiedad privada, hacia la libertad de mercado. Y todo esto se vio reflejado en el comportamiento de las acciones de la Bolsa de Valores, del dólar, cómo los inversionistas responden a los resultados electorales.

Si hoy la posibilidad de victoria fuese para Gustavo Petro, la economía no se hubiese comportado de esa manera. El dólar no miente sobre lo que le gusta y lo que no le gusta y Hernández tiene el gran reto de seguir siendo independiente, de recibir apoyos, más no hacer acuerdos con grupos y estructuras políticas. Además, tiene el reto de manejar bien su discurso, sus acciones y cuidar sus pensamientos para no llevarlos a una posible penalización y no caer en las trampas de Gustavo Petro que son claras desde esa campaña donde buscarán minimizarlo, de volverlo ficha de Duque, de Uribe, de Fico, o de cualquier otro que Gustavo Petro y su campaña le quieran encajar.

También, deberá cuidarse de varios medios de comunicación que buscarán ‘meterle la pata’ para luego capitalizar eso y llevarlo en contra suya y desde luego tendrá que apostar por rodearse bien, tener un equipo técnico, sensato, conectado con la realidad del país y ser coherente con lo que ha prometido.

Tiene un gran campo para actuar, para hacer lo que quiere, para demostrarle al país que llegará a gobernar de manera tranquila pero con una profunda intención de cambio que se sintonice con lo que quiere el país y que dinamite de una vez el espectro en el que el país se encuentra por ‘petristas’, ‘uribistas,’ ‘duquistas’, ‘santistas’, comunistas, sindicalistas y sacar a Colombia de esos 18 años que han agonizando el país en cada elección presidencial.

Hernández debe conseguir sumar, por lo menos, 7 millones de votos si quiere ganar la presidencia con total tranquilidad. Su rival, Gustavo Petro, es quien tiene más cuesta arriba para crecer incluso por encima del millón de votos. Petro está en un techo que por más que se prolongue no llegaría por encima de los 10.5 millones de votos, mientras que Hernández tiene en sus posibilidades poder alcanzar los 12 millones de votos o un poco más.

Será entonces hasta el 19 de junio cuando conozcamos si Hernández concluyó esa hegemonía política de Colombia de los últimos 20 años.

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