Por: Amylkar Acosta
La globalización tiene sus ventajas, pero también tiene sus desventajas, dependiendo de los vientos que soplen y de la dirección que tomen, dado que sus efectos son sincronizados y ningún país escapa a sus megatendencias, que se transmiten a través de los vasos comunicantes del comercio y el capital financiero. Edward F. Stuart, profesor emérito de economía de la Universidad de Illinois, llama la atención sobre el hecho cierto de que “las guerras comerciales en 1930 empeoraron la Gran depresión. Podría ahora hacer lo mismo”.
Más de 1.100 economistas, incluidos ganadores del Premio Nobel y ex asesores presidenciales, firmaron una carta abierta dirigida al presidente Donald Trump y al Congreso Federal de los EEUU, a propósito de su absurda política proteccionista y la guerra comercial declarada al resto del mundo. La misma trae a colación apartes de la que en su momento previno y pronosticó las consecuencias que se derivarían de las medidas proteccionistas tomadas por los EEUU, las cuales precipitaron a la economía mundial en la Gran Depresión, conocida como la Crisis de 1929, la cual se prolongó durante la década de los años 30 del siglo XX.
En esta misiva, coordinada por National Taxpayers Union, con sede en Washington, se les advierte “el Congreso no tomó el consejo de los economistas en 1930 y los estadounidenses en todo el país pagaron el precio…Mucho ha cambiado desde 1930. Por ejemplo, el comercio ahora es significativamente más importante para nuestra economía, pero los principios fundamentales como se aplicaban en ese momento no han cambiado… Estamos convencidos de que un aumento a los impuestos proteccionistas sería un error. Operarían, en general, para aumentar los precios que los consumidores locales tendrían que pagar y afectarían a la gran mayoría de nuestros ciudadanos… Pocas personas podrían esperar obtener ganancias… Los países no pueden comprarnos permanentemente a menos que se les permita vendernos… Una guerra arancelaria no proporciona buen terreno para el crecimiento de la paz mundial”.
La carta original fue enviada hace 88 años para instar a los legisladores estadounidenses a rechazar la Ley de Aranceles Smoot Hawley, pero no encontró eco. La Ley, finalmente, fue aprobada en 1930 y fue un factor clave en una guerra comercial que agudizó la crisis económica mundial. Afortunadamente el Congreso ha empezado a reaccionar, así lo pone de manifiesto el hecho de que el Senado, de mayoría republicana, aprobó, con una votación de 88 votos contra 11, una proposición rechazando la guerra comercial en la que embarcó Trump a los EEUU.
Es memorable la frase del estadista británico Sir Winston Churchill en el sentido que “EEUU hace invariablemente lo correcto, después de haber agotado el resto de alternativas”, y eso sigue siendo cierto. Y para rematar, el presidente Trump, como los borbones, ¡ni olvida ni aprende!