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Decíamos en una editorial pasada que era necesario cerrar el Ministerio del Deporte. Consideramos que no solo la pésima planeación, los nulos resultados y los hechos de corrupción son suficientes para tomar esta decisión, sino también, la indolencia y el oportunismo de los políticos.

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Colombia tuvo su prime deportivo en las Olimpiadas de Londres 2012 y en las de 2016, en Río. Luego de que la suma de gobiernos locales, como el Valle y Antioquia, quizás los más destacados de ese momento junto con el Coldeportes de la época y varias empresas privadas, apostaron por financiar y acompañar a los deportistas colombianos. No solo a los que se encontraban en las ciudades, sino que llegaron hasta las costas pacíficas y caribeñas a encontrar ese talento que, para nadie es un secreto, lastimosamente esconde muy bien Colombia.

Lo esconde porque las condiciones de inequidad, las carencias de infraestructura, los problemas en la formación y alimentación que aún existen, y desde luego las casi inexistentes finanzas personales de los deportistas hacen que cientos de talentos se desperdicien, y muchos de ellos ni siquiera se llegan a conocer.

Como lo hemos dicho en varios editoriales, a los políticos les parece que crear una secretaría, un ministerio o una gerencia para algo, una entidad, de inmediato resuelve los problemas que buscan atacar. Y se ocurrió la brillante idea para los políticos de crear un Ministerio del Deporte y con este supuestamente van a fortalecer a los deportistas colombianos. Lo cierto es que luego de la creación de ese ministerio, los resultados no han podido ser peores para los deportistas.

Ahora bien, muy positivos para los políticos porque por allí han pasado toda clase de politiqueros, amigos de políticos, cuñados, piperos y palmeros que se gastaban los viáticos del ministerio en lujosos restaurantes en el norte de Bogotá, haciendo convenios con universidades amigas, haciendo contratos con los amigos políticos de las regiones, y los deportistas eran literalmente los que sobraban.

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De manera que ayer, con la medalla de plata conseguida por Ángel Barajas, saltaron algunos políticos y ministerios y entidades, incluso de cuentas oficiales, a decir: «ahora sí vamos a aumentar en yo no sé cuánto la inversión en gimnasia artística», casi al unísono de que este deportista hubiera ganado la medalla de plata, irónicamente, incoherentemente, incongruentemente, porque el Ministerio del Deporte tendrá para el próximo año, una reducción del 66% del rubro, lo que equivale a 900 mil millones de pesos. En total, el presupuesto para el deporte colombiano pasaría de 1,36 billones a 464 mil millones de pesos.

Además, se había dicho que los Panamericanos no se iban a realizar en Barranquilla porque se iban a ahorrar esos dineros para la preparación de los Olímpicos. O sea, ni lo uno ni lo otro, y el oportunismo a la orden del día por el lado del ejecutivo.

Obviamente, los congresistas no quieren eliminar el Ministerio del Deporte porque se eliminarían los puestos que tienen allí. En segundo lugar, reconocemos que el mismo presidente dijo que ese ministerio era una pérdida de tiempo, que no quisiera nombrar a nadie ahí. Pues esperamos que sea consecuente y sea él mismo quien elimine ese ministerio y simplemente quedarnos con una unidad descentralizada de apoyo al deporte, enlazada con las regiones y con unos programas específicos para cada disciplina, que su único trabajo sea acompañar desde la raíz hasta los 25, 28 años de edad a nuestros jóvenes deportistas, y que se encarguen de gestionar patrocinios con la empresa privada, que se encarguen de ser una autoridad en materia del deporte en Colombia.

Pero no más ministerios, no más esquemas de seguridad, no más viceministros, no más elefantes blancos y burócratas y clientelistas viviendo de cuenta del deporte colombiano mientras los deportistas tienen que mendigar en las calles para poder hacer sus disciplinas.

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Rechazamos el oportunismo, rechazamos ese viejo cuento que también Juan Pablo Montoya, desveló y se llevó toda la razón, así molestara mucho. Nadie le debe nada a Colombia. Colombia es un país absolutamente problemático. Nacer en Colombia es una gran desventaja.

No puede ser que la gente diga que es que la gente hace todo por Colombia y por su país, absolutamente falso. La gente hace las cosas, en primer lugar, por sí misma, en segundo por su familia, y en tercero por el beneficio de sus seres queridos. En cuarto lugar, cada país, y acá no puede ser que sigamos diciendo que si es Colombia la que está triunfando. No, son los deportistas de manera individual por su tenacidad, por su pasión, por su carácter, por su perseverancia, por su exigencia, por su lucha, y ellos son los que tienen que ganar el mérito.

Muchísimos deportistas en distintas disciplinas se han marchado de Colombia hacia otros países buscando el apoyo que en Colombia nunca han encontrado. De manera que tenemos que dejarnos de patriotismos de bandera en la solapa y patriotismos que algunos medios de comunicación quieran explotar comercialmente cuando lo único que están explotando es la dignidad de jóvenes talentosos que han sido abandonados a su suerte por parte de los gobiernos.

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