La coalición política conformada por exgobernadores y exalcaldes regionales bajo el nombre de La Fuerza de las Regiones está atravesando su primera gran crisis interna. Las diferencias entre sus integrantes por el mecanismo para elegir al candidato que los represente en las elecciones presidenciales de 2026 se han hecho públicas, revelando, más allá de un simple desacuerdo técnico, fisuras profundas en la unidad del grupo.
La Fuerza de las Regiones enfrenta su primera crisis por la elección de su candidato presidencial
Esta alianza había anunciado que definiría un candidato único mediante una encuesta con firma internacional y auditoría nacional, lo cual parecía garantizar transparencia y legitimidad.

Pero ahora, dos de sus integrantes más visibles, Juan Guillermo Zuluaga y Héctor Olimpo Espinosa, tienen visiones contrapuestas: el primero insiste en mantener la encuesta establecida para el 30 de noviembre, mientras el segundo plantea aplazar el proceso hasta el 30 de enero de 2026 con una metodología distinta.
Zuluaga, exgobernador del Meta, sostiene que el acuerdo original no debe modificarse: la encuesta debe realizarse con firma internacional y auditoría nacional, según lo pactado. En carta dirigida a sus otros compañeros de coalición, recordó que este mecanismo es fundamental para garantizar “equidad y transparencia”.
Añadió que cambiarlo o simplemente tomar un promedio de encuestas ya publicadas sería un “gran error” que podría comprometer la credibilidad de la agrupación. El exgobernador señaló también que los resultados deben definirse entre los miembros de la coalición y que “quien obtenga el mejor resultado” entre los cuatro precandidatos planteados debe convertirse en el aspirante oficial.
Por su parte, Olimpo (exgobernador de Sucre) reconoció el valor del acuerdo, pero aseguró que la coalición aún carece de un posicionamiento nacional suficiente, de un despliegue territorial sólido y de una definición clara sobre a qué tipo de consulta acudirán: “Llegamos sin claridad técnica en la encuesta y sin despliegue territorial colectivo”, reconoció.
Por estos motivos, propone posponer la medición hasta enero de 2026, cuando, según él, ya estarán definidas las consultas nacionales, se habrán verificado respaldos y se podrá tomar una decisión “con mayor legitimidad”.
El choque no es únicamente de fechas o técnica, sino de coherencia política y capacidad organizativa. En sus propias palabras, la coalición que se presenta como la voz de las regiones reclama orden interno, pero hoy evidencia lo contrario: “el desorden en el centro y en la derecha es el orden del día”, decía recientemente una fuente vinculada al grupo.
El aplazamiento del proceso electoral interno no solo significa una demora en la definición del candidato, sino un riesgo de ver diluida la unidad regional frente a otros actores políticos que sí avanzan con rapidez. Algunas encuestas ya públicas y procesos en coaliciones de centro-derecha avanzan con definiciones claras.
Por otro lado, el método mismo de elección genera reticencias: Zuluaga asegura que utilizar solo encuestas externas podría favorecer intereses ajenos al movimiento, mientras Olimpo insiste en que la campaña regional no está lista para un proceso apresurado.
En medio del intercambio, se incluyeron acusaciones personales: Zuluaga habló de “manipulación en los sondeos” y Olimpo respondió calificando la acusación como “una gran mentira”. La frase “está pelando cobre”, colloquial anglicismo para “mostrar la verdad oculta”, fue utilizada para describir el choque de egos y estrategias.
Ante la tensión, Juan Carlos Cárdenas, exalcalde de Bucaramanga y también integrante de la coalición, emitió un llamado a la unidad. Recordó que su equipo fue el primero en convocar la alianza y advirtió que no promoverán “la polarización ni los egos personales por encima del bienestar de los colombianos”. “Unidos somos más fuertes”, concluyó.
Mientras tanto, el resto de los miembros, entre los que se cuenta también Aníbal Gaviria, exgobernador de Antioquia, guardan silencio público o se limitan a mantener su posición mientras se define la fecha y el método.
La coalición programó una reunión para el día de mañana, con el fin de superar estos inconvenientes y buscar un acuerdo inmediato. Uno de los puntos claves será confirmar si se mantiene la fecha del 30 de noviembre para anunciar el ganador de la encuesta interna, tal como Zuluaga exige, o si efectivamente se aplaza a enero como plantea Olimpo.
Fuentes cercanas aseguran que los recursos para financiar la encuesta propia aún no están completamente asegurados, lo que añade otra capa de incertidumbre: ¿qué financiamiento, qué logística y qué auditoría operará en este proceso? Según Zuluaga, él está dispuesto incluso a gestionar la financiación si alguno de los compañeros no desea asumir el costo compartido.
La crisis interna de La Fuerza de las Regiones llega en un momento clave: el panorama político colombiano se mueve hacia una configuración mayor del centro-derecha, donde se busca consolidar candidaturas comunes para enfrentar a otros bloques.
Si esta coalición regional no logra resolver sus diferencias pronto, corre el riesgo de perder protagonismo y que su mensaje “regionalista” quede rezagado frente a alianzas que se están estructurando con mayor agilidad.
Además, un aplazamiento del proceso interno puede interpretarse como una señal de desorden organizativo, lo que podría afectar la credibilidad del movimiento ante votantes que hoy buscan claridad y liderazgo. En política, el tiempo corre, y el hecho de que los participantes tengan discrepancias tan visibles puede generar desgaste.
La coalición de exgobernadores y exalcaldes regionales, que se presentó con expectativas de renovar la política desde las regiones, enfrenta ahora un reto crucial: demostrar que puede cumplir lo que promete. El método para elegir a su candidato único, el mecanismo, la fecha, la financiación, la transparencia, se ha convertido en un campo de batalla interno.
Si mañana no logran un acuerdo claro, el aplazamiento del proceso podría generar más que una molestia: podría erosionar su propuesta política. En cambio, si logran un consenso rápido, podrían reforzar su liderazgo y posicionarse con firmeza en la carrera hacia 2026.
La historia de esta coalición regional, que nació con la promesa de dar voz al interior del país, hoy se juega en el terreno de la coherencia, el cumplimiento de los acuerdos y la organización eficaz. ¿Lograrán resolverlo o terminará siendo este el primer capítulo de su caída? Solo el tiempo y la reunión de mañana lo dirán.