Los acontecimientos que vivimos en la noche de este domingo en Colombia, a raíz de la crisis diplomática que el gobierno de Gustavo Petro desató con Estados Unidos, son significativos. Y es que, afortunadamente, y quise esperar hasta conocer esta decisión, se ha hecho público un comunicado de la Casa Blanca en el que se dice que el gobierno colombiano aceptó sin restricción alguna todos los términos propuestos por el presidente Trump. Todas las peticiones de Gustavo Petro y de quienes fueron cómplices de sus peticiones quedaron completamente relegadas. Todos los deportados serán recibidos sin excepción alguna, incluidos en aviones militares. Las sanciones que se habían dictado quedarán en reserva y no serán firmadas. Lo que sí se hará a partir de este momento será un refuerzo del control en todas las fronteras de Estados Unidos que reciban pasajeros o carga colombiana.
¿Qué espera la Casa Blanca? Que Colombia honre su palabra, que cumpla con el acuerdo al que llegaron luego de las duras sanciones impuestas por Donald Trump sobre el gobierno colombiano. Eso incluye las sanciones a las visas, no solo de la familia de Gustavo Petro y sus copartidarios, sino también de ministros, directores, asesores y políticos en el Congreso, del Partido Liberal, del Partido Verde, que han sido defensores de las políticas empobrecedoras de este gobierno.
Es muy importante saber que Gustavo Petro intentó ganarse la rifa de ser el contrincante de la primera guerra comercial con Estados Unidos, cuando ni siquiera estábamos llamados a esa guerra. Colombia no tiene cómo enfrentarse a Estados Unidos. Una de las razones para la supervivencia de un país es entender qué puesto tiene en el mundo, cuánto peso y qué poder posee. Y Colombia no tiene ni el poder ni la capacidad para luchar, negociar ni influir en contra de Estados Unidos. Eso hay que entenderlo, por más duro que parezca, por más que la izquierda crea que es arrollarse ante el infierno.
Colombia tiene una balanza comercial deficitaria; importa más de lo que exporta. Y hoy las remesas son más importantes que todas las exportaciones del país. Una guerra de tarifas sería nefasta, sin precedentes, para la ya frágil y debilitada economía colombiana. Sin contar que todo lo sucedido hoy ha sido realmente una cortina de humo para tapar lo que ha acontecido en el Catatumbo, donde hay más de 30.000 personas desplazadas, más de 140 muertos y donde no hay control de la frontera con la tiranía de Nicolás Maduro, en la que están presentes los criminales del ELN y la Guardia Armada Bolivariana.
¿Qué exportamos nosotros a Estados Unidos? Para que ustedes sean conscientes de esto: petróleo, no solo crudo, sino también refinado. Esto iba a poner en serios aprietos a empresas como Ecopetrol y otras compañías privadas en Colombia. Exportamos el 40% de todo nuestro café hacia el mercado estadounidense. Exportamos flores y plantas, y estamos a dos semanas de San Valentín. ¿Qué iba a pasar con más de 200.000 familias de floricultores en todo el país? El departamento que más exporta productos a Estados Unidos es Antioquia. El 90% de la producción de aguacate colombiano se envía a Estados Unidos. Estamos a pocos días del Super Bowl, donde hemos logrado gigantescos y favorables números en los últimos 10 años con este producto, y todo esto queríamos tirarlo a la basura por una decisión colérica e irracional tomada entre las 3 y las 5 de la mañana.
Exportamos oro, carbón, banano, e incluso productos lácteos. Pero, por ejemplo, vidrios y ventanas. Una de las empresas insignias de nuestro país, en Barranquilla, Tecnoglass. Todas las compañías que están listadas en la bolsa de valores de Nueva York iban a sufrir terriblemente mañana cuando se abriera el mercado de valores, sin contar la ya devaluada moneda colombiana. Todo lo que hubiese sucedido nos habría sumido en un mar de pobreza sin precedentes. Porque imaginen, Colombia poniendo tarifas adicionales a las importaciones de maíz que le compramos a Estados Unidos, porque no tenemos maíz; eso habría terminado en una tragedia para todas las familias colombianas.
Entonces, debía primar la sensatez y la responsabilidad sobre esta guerra que se estaba desatando, y no ser la rata del laboratorio que Petro pretendía que fuéramos. Obviamente, Trump, con su actitud y forma de ser, quería darle los bienes a todos sus vecinos: México, Panamá, Costa Rica, Venezuela, a todos en el mundo. Y entre todos los países, a Petro se le ocurrió la grandiosa idea de apuntarse a la rifa de ser el primer rival del país más importante del mundo.
Recordemos una razón elemental por la cual se desató esta problemática. Petro dijo que él nunca admitiría que los deportados sean tratados como criminales, con grilletes o esposas. Petro sufre de amnesia. Desde hace más de 10 años, todos los vuelos que llegan a Colombia, casi a diario, traen deportados esposados, porque en Estados Unidos estar ilegal es un delito, y así lo tratan. No había excusa para no otorgar permiso a dos aviones que ya venían volando desde Estados Unidos hacia Colombia. ¿Y quién iba a perder más en esto? Era Colombia. Estados Unidos no iba a perder. Y no podemos ser otra vez los parias del mundo, aliados con Haití, Nicaragua, Cuba, Venezuela, Evo Morales e Irán, mientras callamos con Estados Unidos.
Esta es una crisis que no se veía desde la pérdida de Panamá, ni siquiera cuando tuvimos a un presidente como Ernesto Samper. Me alegra que se haya llegado a este acuerdo, ojalá sea sostenible. Ojalá el presidente Petro no tuitee en altas horas de la noche o en la madrugada bajo efectos, quién sabe de qué. Los colombianos debemos ser los primeros en entender la importancia de cuidar las relaciones internacionales con países como Estados Unidos, Europa y la Unión Europea, que podrían volver a imponernos el requisito de la visa que se había retirado hace aproximadamente 10 años.
Es bueno que el Congreso de la República tome nota y actúe sobre este comportamiento del gobierno. No podemos perder, de un plumazo, como estuvimos a punto de hacerlo hoy, un gran tratado de libre comercio que ni siquiera lo tienen países como México. Todo lo contrario, hay que protegerlo, blindarlo y aprovecharlo de la mejor manera.
Por último, muchos colombianos no sabían cuáles eran las medidas de la IEEPA. Esas medidas, para que dimensionaran lo que podía pasar mañana, no solo podrían afectar servicios de tarjetas como Mastercard, Visa, sino que activos de empresas, personas e incluso del gobierno de Estados Unidos podrían ser congelados. Además, muchos influencers o freelancers en Colombia no podrían recibir sus pagos desde afuera y se bloquearía el acceso al financiamiento del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.
Tengamos claro que Petro llevaba varias semanas buscando llamar la atención de Trump, llamándolo nazi, supremacista blanco y con otros improperios. Y hoy tuvo su respuesta. Los colombianos tenemos que hacer respetar a nuestro país, pero sobre todo al presidente de turno, sea quien sea, porque Colombia no es de quien está en la Casa de Nariño. Colombia es de los colombianos, y los gobiernos son pasajeros, pero el país siempre queda y nunca nadie puede olvidar eso.
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