Este grupo criminal, terrorista y fratricida ha honrado su promesa de no renunciar a la actividad delictiva mientras habla de “paz” en una mesa de diálogos con el Gobierno Nacional.
EDITORIAL
Es desgastante, irrita, da coraje y sobre todo, revienta cualquier posibilidad de optimismo frente al proceso de paz que se adelanta entre el Gobierno Nacional y el ELN por setentava a la vez, si no es que es más, en donde estamos tratando de convencer a un grupo de viejos guerrilleros, barrigones, enfermos, que quieren venirse ya a la sociedad civil porque no aguantan más en el monte, porque no tienen unidad de mando, porque han sido desplazados poco a poco por los cabecillas más jóvenes en todo el territorio y ahora lo que buscan es conseguir una victoria en una mesa que les permita lograr un poquito más de lo que se les dio a las FARC.
Lo que pasa es que mientras ese diálogo se sigue extendiendo, un diálogo que lleva ya muchísimos años, que inició en el gobierno de Juan Manuel Santos, siguió el gobierno de Iván Duque, aunque con alguna ligera congelación, Gustavo Petro lo retomó, había dicho que en tres meses luego al ser presidente de la ELN firmaba la paz, bueno llevamos en un año y medio y lo que tenemos como resultado es que el ELN sigue secuestrando, matando, extorsionando, traqueteando e implementando todo su modelo de violación del Código Penal, leyes y normas vigentes en Colombia.
Mientras que a la fuerza pública les toca dejarlos hacer lo que ellos quieran, no los pueden perseguir, no los pueden atacar, no los pueden bombardear, no los pueden capturar porque estamos hablando de “paz”.
Como medio de comunicación tenemos que ser enfáticos y radicales en algo; es decirle a los colombianos que este grupo de bandoleros del ELN les están tomando el pelo desde hace más de 20 años, se los están gozando, los están exprimiendo, se están burlando el pueblo colombiano, de sus gobiernos; porque saben que nada les va a pasar, porque saben que las rectas criminales son demasiado sabrosas como para dejarlas por una curul y solo quienes piensan dejarlos por una curul en el Congreso son esos cabecillas viejos diabéticos del ELN. Pero los jóvenes de este grupo armado que están en territorio, en los montes, en los bosques, en las montañas, ellos no quieren desmovilizarse, absolutamente falso.
La prueba es el secuestro del papá y la mamá de Luis Díaz por parte de una guerrillera sanguinaria que opera en la guajira de Venezuela y como ella hay cerca de 17 cabecillas en todo el país, que siguen todos los días sembrando sangre, dolor y lágrimas destrucción, aniquilamiento en todo el país. Mientras el estado colombiano observa y los militares, policías y civiles sufren.
Gustavo Petro como Presidente no va a suspender los diálogos de paz, mucho menos los va a acabar, no ha tenido la capacidad de la hombría de pronunciarse luego de más de 24 horas de que se conociera que el ELN es el que tiene en su poder al papá de Luis Díaz y si bien nosotros compartimos que esto no se puede quedar en que es el papá de Luis Díaz, es que el ELN sigue secuestrando a mucha gente. El mismo miembro negociador de la mesa, José Félix Lafaurie ha dicho que cerca de 19 personas más tiene el ELN, por más que no sean familia de Luis Díaz, también son importantes. Pero el gobierno, ¿que ha dicho sobre eso?, ¿qué ha hecho para que entreguen a esos secuestrados?
La única solución con el ELN, es la salida militar, este grupo hay que perseguirlo por ríos, mares, tierra, aire, hay que seguirlos hasta cada una de sus madrigueras, bombardearlos estratégicamente, hacer operaciones con hombres de élite, hombres jungla, hombres contraguerrilla, toda la fuerza, crear una nueva fuerza de tarea conjunta de cada exterminar hasta el último guerrillero de ese grupo criminal, que sigue reclutando niños, que sigue violando sistemáticamente todo el código penal, que viola mujeres, que practica abortos, que somete mujeres a esclavitud sexual. Ellos van acumulando toda una serie de delitos y de crímenes que son absolutamente repudiables, podridos.
Si existiera un castigo más allá del Código Penal y de una cárcel tendría que aplicarse, pero acá nos tiran a todos embelesados por unos diálogos de paz que no van para ningún lado, solamente van a salir beneficiando 10 barrigones que nos van a dejar unas disidencias del ELN, las cuales dentro de 10 años o dentro de 5 años tendremos que combatir, como estamos combatiendo hoy al bandido terrorista de Iván Mordisco y a la disidencia, de las disidencias, no más.
No más secuestros, no más extorsión, no más asesinato. El Estado tiene la obligación de proteger a la fuerza pública, la sociedad civil y hoy el presidente Gustavo Petro y el ministro de defensa están yendo en contravía de eso abiertamente y se han ganado el desprecio del país, por estar más del lado de terroristas y no del lado de la sociedad legal.
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