La promesa de un premio instantáneo en un centro comercial – un viaje soñado, un televisor o un bono de compras – se ha convertido en la carnada de una estafa que indigna a Colombia.
La modalidad conocida como “raspa y gana” está afectando a decenas de personas, especialmente a adultos mayores, quienes son engañados con falsas ilusiones para quitarles su dinero. Las autoridades y víctimas denuncian un esquema bien organizado que opera impunemente en varios establecimientos comerciales a plena luz del día y a la vista de todos, mientras crece la preocupación y el llamado de alerta ante este engaño masivo.
Por ejemplo, en Medellín son constantes las denuncias de este tipo de estafas en el centro comercial Punto Clave, o en Bogotá llama la atención verlos a las afueras de Galerías.
Así opera la estafa del “raspa y gana” en centros comerciales

Todo inicia con una invitación amable en los pasillos o entradas de un centro comercial. Promotores jóvenes abordan a los transeúntes con el gancho de participar en un juego de “raspa y gana” supuestamente promocional.
La estrategia está fríamente calculada: por lo general, el primer intento no arroja ningún premio, pero en un segundo intento “afortunado” la persona raspa la tarjeta y resulta ganadora de algo demasiado bueno para ser cierto – por ejemplo, un viaje turístico con todos los gastos pagos.
En ocasiones vinculan el juego a supuestas rifas oficiales para dar credibilidad (se han usado nombres como Coljuegos, empresas reconocidas, etc.), e incluso hacen preguntas de cultura general o encuestas breves antes de entregar la tarjeta, para simular un concurso legítimo.
Una vez el incauto “gana” el premio mayor, vienen las condiciones. Le explican que debe reclamar el premio de inmediato en un local u oficina dentro del mismo centro comercial. Allí, los estafadores despliegan toda una puesta en escena comercial. Su objetivo real no es entregar ningún premio, sino obtener acceso a los recursos financieros de la víctima. Por ejemplo, suelen advertir que el premio “solo es válido si el participante posee tarjeta de crédito”, condicionando así la entrega.
Esto ya filtra a las víctimas potenciales, pues solo quien tenga cómo endeudarse calificará para el supuesto regalo. Acto seguido, invitan a escuchar una oferta especial: en lugar de simplemente dar el premio, un “asesor” comienza a vender las maravillas de pertenecer a un club de viajes exclusivo o adquirir paquetes turísticos con descuentos increíbles. La persona es bombardeada con números, folletos, certificados y promesas.
Los estafadores logran acceder a la tarjeta bancaria de la víctima con cualquier pretexto y proceden a efectuar retiros o cargos no autorizados, vaciando sus cuentas o cupos de crédito. En muchos casos la trampa incluye pedir la tarjeta y la cédula “para validar el premio” o incluso acompañar al ganador al cajero automático.
Por ejemplo, a un adulto mayor le hicieron creer que había ganado un televisor y le solicitaron su tarjeta de crédito; en minutos, los delincuentes realizaron un retiro de 3,7 millones de pesos sin su autorización. Otros afectados narran situaciones similares: les hacen firmar contratos extensos y, mientras tanto, les pasan datáfonos para cobrar “membresías” o cuotas iniciales; incluso algunos han sido presionados para tomar nuevos créditos bancarios en el momento, todo con tal de supuestamente activar el premio ganado. Tras horas de persuasión y engaño, las víctimas salen del local sin premio alguno, pero con una deuda enorme o con sus ahorros sustraídos sin darse cuenta.
#Medellín/ ciudadano denuncia estos locales comerciales alparecer son estafadores…
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— Denuncias Antioquia (@DenunciasAntio2) May 14, 2025
Los estafadores cuidan cada detalle para que la estafa luzca legítima. Operan bajo la fachada de agencias de viaje registradas, con razón social y papeles en regla. En Bogotá, por ejemplo, se han identificado casos donde el local exhibía certificados de la Cámara de Comercio y NIT de la empresa, e incluso invitaba a las víctimas a verificar dicha información en internet.
Con esa aparente transparencia ganan la confianza inicial. También emplean tácticas psicológicas: a algunos clientes los han aplaudido por “afiliarse” para generar un ambiente de confianza y celebración, o les dicen que aprovechen porque es una oportunidad única.
Es común que impidan al afectado comunicarse con familiares durante el proceso – temen que alguien más objetivo lo saque del engaño. Toda esta puesta en escena forma una telaraña para que el incauto, bajo la emoción del premio, baje la guardia y acceda a las exigencias económicas de los estafadores.
Según me dijo mi novio que trabajaba en punto clave les dan este raspa y gana. Salen ganadores lee dan un supuesto bono de consumo de requisito te piden los datos de una tarjeta de crédito y ahí te donde aprovechan para estafar no caigan pic.twitter.com/LwXQi2yRuX
— KRZ (@Kellyza1312) May 14, 2025
Adultos mayores, blancos de esta estafa
Los testimonios recolectados apuntan a que los adultos mayores son las principales víctimas de la estafa del “raspa y gana”. Los delincuentes suelen buscarlos intencionalmente: personas jubiladas o de más edad que puedan estar solas, confiadas o deseosas de ganar algo.
En Bogotá, don Álvaro, un hombre de la tercera edad, fue uno de los casos emblemáticos denunciados. “Tal es el caso de don Álvaro, un adulto mayor, quien fue abordado por unos jóvenes […] le dieron un ‘raspa raspa’ y luego le dijeron que se había ganado un televisor”. Él, emocionado con el premio, acudió al sitio indicado.
Allí lo engatusaron y terminaron pidiéndole su tarjeta; astutamente, uno de los estafadores se la llevó “a la oficina” y en cuestión de minutos vaciaron 3.700.000 pesos de su cuenta. “Yo no había dado ninguna autorización […] la tarjeta estaba bloqueada, no sé cómo la desbloquearon y me sacaron ese dinero”, relató el afectado con impotencia.
No es casualidad que los estafadores apunten a los mayores. Estudios sobre fraudes señalan que las personas de 65 años o más son a menudo el grupo principal de víctimas de estafas de loterías, premios y sorteos a nivel mundial. La vulnerabilidad puede deberse a varios factores: algunos adultos mayores confían en la “buena fe” de quien les ofrece un premio, tienen menos familiaridad con artimañas modernas o simplemente atraviesan situaciones de soledad y emoción ante la atención que les brinda el estafador.
Cientos de denuncias y reacción de las autoridades
Las denuncias por la estafa del “raspa y gana” se han multiplicado en los últimos años, llevando a la intervención –aunque tardía– de las autoridades. La Personería de Bogotá (organismo de defensa del ciudadano) lanzó una voz de alerta en 2023 al notar un incremento inusual de quejas similares.
En un solo mes (diciembre) recibieron 38 denuncias de personas abordadas con el cuento del premio en centros comerciales, y para marzo esa cifra ya se había disparado a 102 denuncias acumuladas.
Ante la gravedad de la situación, la oficina de Protección al Consumidor de la Personería, emitió un control de advertencia sobre esta modalidad de engaño y puso los casos en conocimiento de la Fiscalía General, para que se investigue qué delitos estarían involucrados.
Es decir, se busca determinar si hay fraude, hurto, estafa agravada u otras figuras penales que permitan llevar a los responsables ante la justicia. Hasta el momento, los entes de control no han anunciado capturas en Bogotá relacionadas con este caso, pero la investigación está en curso y se espera identificar a las empresas y personas detrás de la trama.
Las autoridades colombianas han reconocido que esta estafa no es fácil de desmantelar, pues los estafadores se amparan en vericuetos legales. Aprovechan que las víctimas, en muchos casos, firman contratos de varios folios sin leer a detalle. En esas letras pequeñas, las empresas incluyen cláusulas que dificultan los reclamos: por ejemplo, establecen que el cliente renuncia a retractarse.
Cabe recordar que, según la Ley 1480 de 2011 (Estatuto del Consumidor), todo ciudadano en Colombia tiene derecho a cancelar un contrato dentro de los 5 días hábiles siguientes si fue engañado o si se trata de ventas no tradicionales. Este derecho de retracto es irrenunciable; no obstante, las compañías tramposas lo omiten deliberadamente en sus contratos, esperando que el incauto no haga uso de él.
Frente a esto, la Superintendencia y la Personería recalcan: ninguna rifa o premio legítimo exige pagos inmediatos ni firmas apresuradas. Si alguien le dice que para recibir un regalo debe desembolsar dinero o entregar su tarjeta, es casi seguro que se trata de una estafa.
Una estafa que no solo se presenta en Colombia

La modalidad de “ganó un premio, pero primero pague” no es nueva en el mundo de las estafas. Históricamente han existido fraudes similares, desde llamadas telefónicas de falsos ganadores de lotería hasta timos callejeros con boletos “premiados”. En otros países de Latinoamérica se han destapado redes criminales ligadas a este tipo de engaños.
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Sin ir más lejos, en Perú las autoridades impusieron sanciones drásticas tras descubrir cientos de casos: el Indecopi (ente de protección al consumidor peruano) reportó 128 sanciones a agencias de viajes entre 2019 y 2023 por emplear métodos agresivos o engañosos de venta, incluyendo la oferta de premios falsos con la táctica del raspa y gana. También en países como Honduras y Estados Unidos se han arrestado bandas –integradas incluso por colombianos– que operaban con el cuento del premio para vaciar cuentas de adultos mayores.
Estos hechos demuestran que el fenómeno trasciende fronteras y que Colombia enfrenta una variante local de un esquema fraudulento internacional. Mientras unas jurisdicciones han logrado avances (capturas, clausura de locales, sanciones millonarias), en Colombia todavía se lucha por documentar los casos y montar un proceso judicial sólido contra los responsables.
Mientras caen los timadores, la mejor defensa es la información: desconfiar de premios demasiado generosos, nunca entregar datos financieros a desconocidos y recordar, con sabiduría, que nadie regala maravillas a cambio de nada.
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