¿Justicia para quién?

Las decisiones recientes en la justicia en Colombia están dejando en libertad a delincuentes peligrosos, debilitando la confianza ciudadana y afectando a quienes cumplen la ley.

Las decisiones recientes en la justicia en Colombia están dejando en libertad a delincuentes peligrosos, debilitando la confianza ciudadana y afectando a quienes cumplen la ley.

Las recientes decisiones tomadas por algunos jueces en Colombia están, sin lugar a dudas, yendo en contravía de los intereses de los ciudadanos legales, de los ciudadanos de bien. Este fenómeno preocupa profundamente, no solo por sus implicaciones jurídicas, sino por el mensaje que envía a la sociedad: que cumplir la ley parece importar menos que violarla sistemáticamente.

Sabemos que cuestionar decisiones judiciales es una posición impopular. Lo hemos hecho en múltiples ocasiones y, como consecuencia, hemos recibido toda clase de críticas. Sin embargo, no nos amedrentamos ni nos cansaremos de levantar la voz.

Nuestro compromiso no es con todos los colombianos por igual, sino con aquellos que cumplen las normas, que respetan las leyes, que honran la autoridad y que, a pesar de las dificultades, siguen siendo ciudadanos ejemplares.

Por eso, no podemos situarnos en la defensa automática y ciega de las decisiones judiciales, solo porque provienen de lo que muchos llaman “la justicia”, como si la palabra de un juez fuera infalible o divina.

Muy por el contrario, creemos que muchas de las decisiones que se han tomado en los últimos tiempos ponen a la justicia colombiana más del lado de quienes violan flagrantemente y de forma sistemática el Código Penal y el orden jurídico, que de aquellos que lo respetan, lo acatan y lo cumplen día a día.

La verdadera justicia no puede seguir ignorando a los ciudadanos honestos ni continuar premiando, con libertades inexplicables, a quienes hacen de la delincuencia su oficio. Es hora de revisar lo que está ocurriendo en los estrados judiciales, porque lo que está en juego no es solo la aplicación de la ley, sino la confianza de todo un país en sus instituciones.

Varios jueces han tomado determinaciones francamente inexplicables, injustificables y que solo alimentan cada vez más esa cadena viciosa, perniciosa y criminal de la delincuencia en Colombia. ¿Por qué? Porque sucede que cada vez más, con más intensidad, frecuencia, descaro y seguridad, los delincuentes salen a asesinar, a robar, a cobrar extorsiones, a cometer secuestros exprés y toda clase de delitos posibles.

Una de las decisiones recientes fue dejar en libertad a la banda conocida como “Los de los Rolex”, un grupo criminal miserable de nueve delincuentes que, en la mañana del 26 de marzo, un juez determinó que no representaban un peligro para la sociedad.

Así, con esa famosa frase a la que ya nos hemos acostumbrado los colombianos, muchos jueces consideran que estos son unos pobres niños descarriados, confundidos, que requieren volver a reeducarse en el kínder.  En este caso, la Fiscalía presentó materiales probatorios suficientes, pero para el juez no lo fueron.

Luego de meses de trabajo entre autoridades ejecutivas y policiales para capturar a 13 delincuentes de una banda absolutamente criminal y violenta, articulada en las principales ciudades del país, que asesinaban y herían a personas cuando intentaban cometer robos, les llegó el ángel del cielo: un juez de control de garantías los dejó en libertad.

Para este juez, la banda criminal de los Rolex no representa un peligro, aunque vayan por restaurantes, tiendas y calles armados, hiriendo y matando personas por un reloj. Otro punto más —gigante— de impunidad que les permite estar de nuevo en las calles. Ya han sido capturados en otras ocasiones. Es una red estructurada, no unos delincuentes comunes. Pero para el señor juez, no representan un peligro para la sociedad.

Hace poco, otro juez dejó en libertad a una banda criminal violenta dedicada a interceptar a sus víctimas cuando ingresaban a los garajes de sus casas. Siete bandidos. Otro juez de garantías. Otra vez en contra de las víctimas y a favor de los victimarios.

El juez decidió dejarlos en libertad, desechando un proceso investigativo de más de 10 meses, con decenas de víctimas, más de 18 hechos delictivos comprobados y más de 19 personas identificadas como afectadas.

La banda “Alta Gama”, que intimidó, agredió y causó heridas, fue favorecida porque, según la juez 35 penal municipal de control de garantías, las capturas estaban mal hechas… porque en un formato llenaron mal una casilla. Eso les dio la libertad para seguir en las calles delinquiendo a sus anchas.

Aunque acá veo que fue el Juzgado 57 Penal. No sé cuál será exactamente. El caso es que ya vamos en más de 20 criminales libres, por lo menos en Bogotá y en otras ciudades del país.

Y la última, también indignante: a unos “angelitos” recientemente les dieron casa por cárcel, con un computador a 1 cm desde el cual siguen estafando, sobre todo a personas mayores, pidiéndoles sus datos. Es absolutamente impresentable. Y solo estamos tomando tres noticias del último mes. Tres. Que son desesperanzadoras.

Entonces, cuando no los dejan libres porque no hay cupo en las cárceles, cuando no los dejan libres porque fue la primera vez que delinquieron, cuando no los dejan libres porque la policía no los saludó al capturarlos, o porque supuestamente recibieron un trato inhumano, ahora resulta que los liberan porque alguien llenó mal un formato.

La ciudadanía tiene que entender que cada vez más los jueces no están de su lado. Los jueces que toman estas decisiones deberían ser investigados.

Pero al Gobierno Nacional no le ha importado, ni a los anteriores ni a este. No lo han solucionado porque no han construido cárceles, no han reformado la justicia, no protegen a los policías, y no toman decisiones para proteger la integridad, la propiedad, el patrimonio y la humanidad de los ciudadanos de bien.

Entonces, los ciudadanos tienen que defenderse. Tienen que saber que están solos. Y que, por más que capturen a sus verdugos, a sus victimarios, un juez los va a dejar en libertad.

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