En una mañana que parecía ser como cualquier otra, la vida de una familia y de los residentes de Gran Manzana Apartamentos cambió para siempre. Fibo, un perro criollo negro conocido por su amor, vitalidad, lealtad y alegría, fue envenenado y murió de la manera más cruel y dolorosa.
Panorama general: Todo comenzó el 22 de mayo, cuando a las 9:30 am, la novia del dueño de Fibo lo llevó a la terraza del edificio, ubicado en la calle 50a #48-42, a una cuadra del parque principal de Itagüí. Mientras jugaba en la terraza, Fibo comenzó a morder algo, como solía hacer. No se sospechó nada extraño, ya que era habitual que Fibo mordiera palos y objetos que encontraba en la terraza, un área accesible solo para los residentes.
Más tarde, alrededor de las 11 am, Fibo fue dejado solo en el apartamento con sus juguetes, mientras ambos dueños se iban a trabajar. El dueño de Fibo había salido a las 6 am, dándole un beso en la cabeza y pidiéndole que cuidara a su novia, que estaba indispuesta. Fue la última vez que lo vio con vida.
Al regresar a casa a las 5 pm, el dueño encontró el apartamento en un estado de caos: había excrementos, vómito y orina por todo el lugar. Después de una frenética búsqueda, encontró a Fibo muerto debajo del sofá, una escena desgarradora que aún le parece una pesadilla.
Fibo, un perro criollo, envenenado en la terraza de su edificio
Por qué es importante: La confirmación del envenenamiento llegó al descubrir que Crispeta, otra perrita del edificio, también se había enfermado gravemente tras ingerir algo en la misma área de la terraza. Crispeta estaba en una clínica veterinaria en estado crítico, lo que reforzó la sospecha de que un veneno había sido dejado intencionalmente en la terraza.
Foto: Redes sociales
Fibo, que había sido un miembro querido de la comunidad por tres años, murió solo y sin la compañía de su familia, un hecho que el dueño describe como injusto y doloroso. La administración del edificio y los vigilantes están revisando las grabaciones de las cámaras de seguridad para identificar al responsable de este acto atroz.
El dueño de Fibo, con el corazón destrozado, está decidido a encontrar al culpable y llevarlo ante la justicia. Ya está en proceso de hacer una denuncia formal en la fiscalía, y está pidiendo la ayuda de la comunidad y de los medios de comunicación para difundir la noticia.
«Esto no es justo para un animalito que solo dio amor a este hogar y a todos los residentes del edificio. Necesito que el culpable pague penalmente por lo que hizo,» afirmó el dueño de Fibo, mientras lucha por encontrar fuerzas para seguir adelante.
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