La economía de la atención

Los colombianos consumimos contenidos entre 6 horas y 8 horas. Pero sólo entre 48 minutos y una horase realiza prestando atención.

La economía de la atención

A inicios de los años 70, el politólogo y economista Herbert Simon exploró la idea de la “economía de la atención”.

En un mundo donde tenemos acceso a grandes volúmenes de información lo que se vuelve escaso y por lo tanto valioso es la atención de las personas.

Las personas tenemos un límite natural a nuestra capacidad de prestar atención. Por un lado, están las horas de sueño, durante las cuales podemos procesar información de forma inconsciente pero claramente no podemos prestar atención.

Luego están las múltiples actividades diarias como alimentarnos, transportarnos, practicar deportes, trabajar, interactuar socialmente o el ocio. En muchas de ellas podemos dividir y compartir nuestra atención: podemos estar comiendo y viendo televisión, o asistiendo a clase mientras revisamos nuestras redes sociales. Pero claramente, al hacerlo estamos disminuyendo nuestro volumen de atención a cada una de esas actividades compartidas.

Tomando los resultados de la encuesta de uso del tiempo, del Dane, en Cifras y Conceptos hemos calculado que los colombianos consumimos contenidos en un rango que oscila desde 6 horas y 40 minutos hasta 8 horas y 20 minutos. Ese es el tiempo que dedicamos a ver televisión, revisar redes sociales, escuchar música, leer, jugar video juegos y otras muchas opciones de consumo de contenidos.

Pero de ese tiempo, sólo entre 48 minutos y una hora y 5 minutos se realiza prestando atención. Todo lo demás es conjugado con otras actividades.

La economía de la atención puede ayudar a entender la notoriedad de algunos personajes públicos: artistas, políticos, activistas digitales son exitosos en capturar la atención de un volumen relevante de personas. Algunos han argumentado que parte del éxito electoral de Donald Trump en Estados Unidos se debe a su enorme capacidad de llamar la atención y con ello fijar la agenda.

Eso no quiere decir que sea valorado positivamente por todos los que le prestan atención. De hecho, muchos lo rechazan, pero aún así están pendientes de lo que dice.

En esta nueva economía de la atención ha surgido un nuevo fenómeno que en ingles han llamado ‘Doomscroling’, que es el tiempo que se pasa frente a una pantalla, moviendo el dedo en busca de contenidos sin prestar atención. Es una actividad que aporta a las métricas de las redes y de quienes distribuyen sus contenidos en ellas, pero en realidad no tienen la atención de una audiencia específica: simplemente pasan y pasan acumulando datos.

Entender este concepto, que no es tan nuevo, pues como he señalado se viene estudiando desde hace 50 años, es útil para muchas áreas: la educación, la política, las estrategias de comunicación, la medición de audiencias y la salud pública, por solo mencionar algunas.

Por: César Caballero – @C_CaballeroR

Del mismo autor: Conversaciones incómodas

Salir de la versión móvil