Lo que vendrá de ahora en adelante se convertirá quizás en uno de los retos más importantes de este siglo, y en ese sentido, debemos estar a la altura de las actuales circunstancias a las que nos ha llevado la pandemia: cuidarnos a nosotros mismos, para cuidar a los demás y que así las autoridades no tengan que volver a encerrarnos.
Por: Andrés Felipe Gaviria
En buena hora, aunque tarde, ha llegado la vuelta a la famosa y flamante ‘nueva normalidad’.
Esa ‘nueva normalidad’ que se han pensado, tanto desde el Gobierno Nacional, como desde las administraciones locales, han ido incorporando cronogramas en donde poco a poco las actividades económicas regresarán de aquí hasta fin de año.
Es una estrategia es muy similar al que se implementó en España bajo el Gobierno de Pedro Sánchez.
Allí, semana tras semana se fue dando reapertura a los diferentes sectores económicos, como bares, discotecas, restaurantes, gimnasios, iglesias, entre otros.
No obstante, lastimosamente por ciertos focos de indisciplina e irresponsabilidad de algunos, España atraviesa por una segunda ola de coronavirus que amenaza a algunas comunidades de volver a estar sometidas a una cuarentena.
Para los epidemiólogos hay división de opiniones y otros apuntan a fenómenos como el de Guayaquil, Ecuador, o al de Suecia, en donde al parecer se generó una inmunidad de rebaño.
En nuestro país, según las palabras del ministro de Salud, Fernando Ruiz, estiman que el 30% de la población colombiana ya ha estado infectada de covid-19.
Esto significa que para que Colombia alcance cierta inmunidad de rebaño, se requeriría que por lo menos 11 millones de personas estén contagiadas, sin importar que sean asintomáticas o sintomáticas, que sería ese 30% de la población colombiana que podría hacer parte de ese segmento.
Lo cierto es que la hora de la verdad ha llegado; lejos de cualquier cálculo epidemiológico, sanitario o de cualquier decreto gubernamental, llegó la hora de retornar a nuestras actividades laborales, económicas, deportivas, productivas, artísticas, sociales, turísticas y culturales.
Habrá algunas cosas que aún no se podrán hacer, como conciertos, pero la verdad es que la única manera que hay para que volvamos a tener eventos masivos, por ejemplo, es que pasemos con éxito fase por fase.
Realmente es muy sencillo lo que cada colombiano tiene que hacer.
Primero, debemos usar un tapabocas o una mascarilla, pero no cualquier tipo mascarilla, debe ser una que nos ofrezca garantías.
Aún no hay un pronunciamiento oficial del ministerio de Salud sobre si los tapabocas de tela son útiles y realmente efectivos para combatir el coronavirus o si las mascarillas quirúrgicas son más efectivas que las anteriores.
El caso que tampoco ganaríamos nada si todos tienen una mascarilla que no funciona, pues sería como si estuviéramos en la calle sin una de esas puestas.
De tal manera que, es un primer punto que todos los ciudadanos tienen que cumplir y desde acá pido humildemente al Gobierno considerar endurecer, promover y publicitar sanciones contra las personas que no usen un tapabocas.
En segundo lugar, el lavado de manos, el cual debemos hacerlo por lo menos cada 3 horas y debe ser siempre obligatorio luego de estar en contacto con superficies de un supermercado, un gimnasio, un bus, el metro, una oficina o un restaurante.
Por último, que en la medida de las posibilidades las personas carguen en su bolsillo un antibacterial o un frasquito con alcohol como alternativa cuando no puedan lavarse las manos.
De resto, a salir a la calle sin miedo, sin temor, con fe, con energía, con entusiasmo, ánimo y buena voluntad para volver a construir nuestro país y levantar lo que se ha caído, eso sí, reitero, todos usando las medidas de bioseguridad.
A quienes se van a reunir en sus casas, fincas y tendrán reuniones sociales, a procurar ser sinceros y comunicarse con esas personas con las que se está planeando cierta reunión, porque si alguno tiene síntomas gripales debe evitar ir.
Asimismo, se debe evitar soplar tortas, conservar el distanciamiento, así como toda clase de comportamientos que puedan poner en peligro a la gente que se reúne. El poder está en nuestras manos.
Nunca he sido amigo de culpar a los gobernantes por lo que ha sucedido y dejo claro que ahora lo que pasé de acá en adelante no será culpa del presidente Duque o de los alcaldes Daniel Quintero, Claudia López, Jaime Pumarejo o Jorge Iván Ospina.
Todo lo contrario, será culpa de Juan, Pedro, Felipe, Andrés, Catalina, Juliana, Lorena, Laura, Milena, Daniela, Mauricio, Cristóbal y maroto y el de la moto. Cualquier cosa que pase será culpa de todos los ciudadanos.
Por eso hoy tenemos una gran responsabilidad histórica en nuestras manos.
Entre todos debemos lograr diezmar este virus y ser conscientes que aunque los contagios seguirán registrándose y las muertes van a seguir sucediendo, en la práctica no podíamos quedarnos en casa y ver cómo un virus consumía nuestras vidas económicas, sociales y nuestra salud mental.
Para todos mis mejores deseos, mi buena suerte y mi llamado a la responsabilidad.