Mientras el país se acerca cada vez más a su calendario electoral, el Gobierno Nacional se prepara, como es usual, para definir el Salario Mínimo Legal Vigente. Este es un proceso que, por ley, debe ser acordado de manera tripartita con las centrales obreras y los gremios empresariales.
Hemos visto, y esto es crucial, que la última medida para 2025 respecto al salario mínimo fue definida por decreto. Esta es una medida que, francamente, es contraproducente desde toda la visión económica y técnica. Las variables principales que determinan y sustentan el salario mínimo y por ende, la salud de nuestra economía deben ser el resultado de un acuerdo entre estas fuerzas: los trabajadores, el Gobierno y los empresarios. El decreto, la fijación por decreto de un salario mínimo, es una medida que va a contravía de la realidad.
Hablo de la realidad de los números que el país ha registrado: el desempleo, las tasas de interés y el control de la inflación por parte del Banco de la República. Y, en ese mismo orden, variables tan determinantes como la Productividad Total de los Factores (PTF), que es el eje para acordar la sumatoria entre inflación y productividad.
La Peligrosa Desconexión entre Salario y Productividad
El valor ideal para el incremento del salario mínimo, la fórmula, es clara: la sumatoria entre la inflación proyectada y la PTF. El escenario en Colombia es clarísimo:
- La PTF en el país se ubica en el 0,91%.
- La inflación se ubica en el 5,30%.
Esto nos indica que el aumento no debería superar el 7%. Sin embargo, el Gobierno espera que este aumento se ubique aproximadamente en el 11%.
La evidencia ineludible del deterioro
Los datos duros son nuestra mejor evidencia. Es de resaltar que la productividad total de los factores en Colombia ha venido cayendo. La PTF, en el año corrido 2024, se ubicó en el 1,73%, cayendo al 0,91% en 2025. Una caída de 0,82 puntos porcentuales.
| Indicador de Productividad | 2024 (Año Corrido) | 2025 (Año Corrido) | Diferencia |
| Productividad Total de los Factores (PTF) | 1,73% | 0,91% | Caída de 0,82 p.p. |
Este deterioro es aún más preocupante si se considera que, en el efecto agregado del crecimiento del valor, la contribución de los servicios laborales fue negativa en -0,20, lo que indica un efecto de composición laboral desfavorable. Adicionalmente, la productividad por trabajador ha caído un 0,3%, un indicador directo de la pérdida de eficiencia.
Intentar un incremento salarial del 11%, como sugiere el Gobierno, es totalmente descabellado frente a esta realidad. Este aumento desincentiva al sector privado en la producción real. La productividad total de los factores cayó de 2024 a 2025, lo cual demuestra que un aumento en los salarios no es un incentivo suficiente.
Mientras tanto, el Banco de la República mantiene la tasa de interés de intervención nominal en el 9,25%, generando un efecto contractivo orientado a anclar las expectativas inflacionarias que el mismo aumento salarial impulsaría.
Las Cifras que Ocultan la Realidad Estructural
Si bien la tasa de desempleo ha venido cayendo al 8,2%, esta cifra se debe convalidar de manera clara y directa con la informalidad en el país, la cual se ubica actualmente en el 55%.
Cualquier medida que presione sobre el aumento de dinero en el mercado general genera presiones inflacionarias. Esto, con el telón de fondo de un año electoral, sumado a una variable estacional como diciembre donde el gasto aumenta, los ahorros disminuyen y el crédito se dispara, es doblemente contraproducente. Esta situación se agrava por las negativas retaliaciones del Gobierno Nacional hacia la Junta Directiva del Banco de la República desde la Casa de Nariño por no bajar las tasas de interés, aun cuando la crisis fiscal es la latente y la inflación amenaza con aumentar. Y desde luego, puede generar presiones sobre el desempleo, porque, aunque este ha venido cayendo, la informalidad y los empleos por cuenta propia han crecido en esa misma senda.
Como argumento final, es importante destacar que si este aumento se establece de manera desproporcionada por encima del 7% proyectado, sin descartar la posibilidad de fijarse por decreto, los únicos afectados son los colombianos. Esta sería una medida netamente nominal que presionaría el aumento de costos, las presiones inflacionarias y el riesgo de recorte de nómina, lo que incrementaría el desempleo. Es decir, ese aumento es estéril. En términos reales, el alza del costo de vida haría que esa medida, sin duda populista en un calendario electoral, solo terminara generando un efecto negativo.
Por: Andrés David Rico Salazar- @AndresDRico
