El Papa Francisco falleció este lunes 21 de abril en Roma, según confirmó el Vaticano en un comunicado breve que estremeció al mundo católico. Jorge Mario Bergoglio, de 88 años, fue el primer pontífice latinoamericano y transformó el estilo del papado con un enfoque pastoral basado en la inclusión, el diálogo y la misericordia.
Su última aparición pública ocurrió durante la misa de Pascua, celebrada el sábado, donde se le vio visiblemente frágil.
Su última aparición pública fue durante la misa de Pascua, celebrada el domingo, donde se le notó frágil, pero con la serenidad que lo caracterizó en sus años de pontificado.
La muerte de un Papa activa un protocolo milimétrico establecido por la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis, instaurada por Juan Pablo II y actualizada por sus sucesores.
El Vaticano entra en Sede Vacante tras la muerte del Papa Francisco
Se inicia así el período conocido como Sede Vacante, durante el cual la Santa Sede queda sin líder y el Colegio de Cardenales asume la administración temporal de la Iglesia.
La certificación del fallecimiento corresponde al Camerlengo, quien sigue un ritual simbólico: golpea tres veces la frente del pontífice con un martillo de plata mientras lo llama por su nombre de bautismo. Luego, se sella el apartamento papal, se destruye el anillo del Pescador —símbolo del poder pontificio—, y se organizan las exequias, que suelen extenderse entre cuatro y cinco días.
Durante este periodo, los cardenales pueden tomar únicamente decisiones urgentes y administrativas, sin alterar la doctrina ni el gobierno general de la Iglesia. Tras el luto oficial, de al menos nueve días —los novendiales—, se convoca el cónclave para elegir al nuevo Papa.
El Cónclave: ¿Habemus Papam?
Los cardenales menores de 80 años —137 de los 242 actuales— serán convocados a Roma, donde se reunirán en la Capilla Sixtina bajo un estricto juramento de confidencialidad. Realizarán votaciones sucesivas hasta que uno de ellos obtenga al menos dos tercios de los votos. En ese momento se pronunciará la histórica frase: Habemus Papam, y el elegido será presentado al mundo desde el balcón de la Basílica de San Pedro.
El nuevo pontífice no solo heredará una institución con más de mil millones de fieles, sino también desafíos enormes: la polarización interna, las reformas pendientes, la modernización de la Curia, y el papel de la Iglesia en un mundo cada vez más secularizado y dividido.
Los nombres que suenan para suceder a Francisco: La elección del próximo Papa reflejará la tensión entre dos corrientes dentro del catolicismo: una que busca continuar la línea reformista de Francisco, y otra que desea volver a una doctrina más ortodoxa y conservadora. Estos son los principales candidatos:
- Matteo Zuppi (Italia)
Arzobispo de Bolonia y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana. Cercano a Francisco y con fuerte vocación pastoral. Ha trabajado en mediaciones internacionales y representa el ala progresista de la Iglesia.
Perfil ideológico: Reformista, con fuerte enfoque social.
- Robert Sarah (Guinea)
Figura clave del ala conservadora, ex prefecto del Culto Divino. Defiende la liturgia tradicional y una doctrina moral estricta.
Perfil ideológico: Ultraortodoxo, con gran respaldo entre sectores tradicionalistas.
- Luis Antonio Tagle (Filipinas)
Prefecto del Dicasterio para la Evangelización. Muy cercano a Francisco y posible primer Papa asiático.
Perfil ideológico: Centrista con inclinaciones progresistas, carismático y pastoral.
- Pietro Parolin (Italia)
Actual Secretario de Estado del Vaticano. Diplomático por excelencia, ha liderado relaciones con Rusia, China y Cuba.
Perfil ideológico: Moderado y pragmático, ideal para la estabilidad institucional.
- Albert Malcolm Ranjith (Sri Lanka)
Arzobispo de Colombo, conservador con fuerte énfasis en la tradición litúrgica y amplia experiencia diplomática en Asia y África.
Perfil ideológico: Conservador, con visión global.
Otros posibles nombres
- Christoph Schönborn (Austria): Intelectual, moderado, con experiencia doctrinal.
- Jean-Marc Aveline (Francia): Progresista en lo social, tradicional en lo teológico.
Continuidad o ruptura: La elección del nuevo pontífice será una de las más cruciales del siglo XXI. En juego está la continuidad del legado de Francisco o un posible giro hacia la tradición. La Iglesia se enfrenta a un dilema entre seguir un camino de reformas, apertura y cercanía con los fieles, o regresar a un modelo más jerárquico y doctrinal.
En los próximos días, el mundo girará su mirada hacia la Capilla Sixtina. El humo blanco será más que un símbolo: será una señal sobre el futuro de la Iglesia Católica en un mundo en transformación.
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