El ministro Ocampo, bombero de este Gobierno

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Personalmente conozco al ministro de Hacienda José Antonio Ocampo, me parece una persona amable, decente, respetuosa, que escucha y tiene la disposición de llegar a acuerdos. Me temo mucho que ese ADN del ministro Ocampo no sea compatible con la mayoría de funcionarios que hoy están en el Gobierno Nacional.


Por: Andrés Felipe Gaviria

Personalmente conozco al ministro de Hacienda José Antonio Ocampo, me parece una persona amable, decente, respetuosa, que escucha y tiene la disposición de llegar a acuerdos. Me temo mucho que ese ADN del ministro Ocampo no sea compatible con la mayoría de funcionarios que hoy están en el Gobierno Nacional.

Antes que nada quisiera saludar a varios empresarios de todos los niveles que me dicen: «Andrés, no te expongas, no escribas, no digas, hay que cuidarse». Valoro mucho sus advertencias y preocupaciones por asuntos laborales, entre otros, pero creo que el callar cuando las cosas van mal no es una opción. Y no van mal porque subjetivamente yo lo aprecie, van mal porque todo lo que se está haciendo va en contra del sentido común.

Hay un ministro de corta vigencia, José Antonio Ocampo, pues estimo que antes de febrero o marzo no estará más en su cargo lastimosamente.

Este ministro no solo ha tenido que llegar a un despacho a reorganizar cosas, a entender la situación que dejaba el pasado gobierno, a tratar de acoplarse a unas ideas que ganaron bajo la bandera de Gustavo Petro pero también a ponerle algo de sentido común, de responsabilidad, de coherencia con lo que hoy tenemos en el mundo, con lo que escapa al control de Colombia, con los eventos externos que nos perjudican y desde luego buscando que en Colombia prevalezcan y se cuiden los indicadores de empleo, de crecimiento, de inflación, de deuda, de confianza inversionista, de coherencia y de estabilidad jurídica.

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Lo anterior no debería estar a la discrecionalidad de la izquierda, de la derecha o del centro; simplemente debería cuidarse como un contrato social en donde sin importar el presidente que llegue se mantengan estos estándares para nuestra economía.

Me parece sumamente irresponsable y peligroso lo que ha pasado con la ministra de Minas y su viceministra, que muy envalentonadas salían una detrás de otra salían a decir cosas que luego el ministro de Hacienda Ocampo desmentía, o incluso el presidente Petro cuando hablaba de volarse la regla fiscal y claramente Ocampo que sabe por sus credenciales lo que significaría eso no estaba de acuerdo con eso de Gustavo Petro.

Ocampo es hoy de los pocos bastiones que tiene este Gobierno para generar confianza, tranquilidad y comunicación. El día que se vaya Ocampo las cosas se van a poner muy feas, y más si ponen a un petrista ortodoxo, a esos que hacen todo lo que el presidente les diga sin sentar una mínima posición o un criterio de revisión, de responsabilidad y de por qué no de hacer contra propuestas.

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Foto: José Antonio Ocampo, ministro de Hacienda. Colprensa.

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El 2023 va a ser un año difícil, complicado, según lo que se puede ver en la actualidad: La depreciación de la moneda colombiana, la actividad de la bolsa de valores de Colombia, la acción de Ecopetrol, la inflación, la tasa de interés, la guerra que se recrudece entre Rusia y Ucrania.

Personalmente creo que la reforma tributaria no se necesita, avanza muy poco en progresividad. La ecuación 70-30 (70 viviendo del Estado, 30 pagando impuestos) no es sostenible en el largo aliento, esta reforma es antiempresa, tiene un sesgo particular contra el sector minero-energético que me parece un exabrupto al atacar un sector que genera más de un millón de empleos y más de 14 billones de pesos en impuestos.

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Y desde luego la recesión que se avecina en estas condiciones, en esta tormenta perfecto, nos va a tomar muy mal parados. Bien haría el Gobierno Nacional en dar garantías, estabilidad, seguridad y mejorar su comunicación interna, respetar la autonomía de Ocampo y ser más claros con sus intenciones sin jugar con la estabilidad económica del país.

No se puede perder lo que se ha avanzado en 20 años, así muchos crean que Colombia sigue siendo el mismo chochal del año 2000 y por eso llamo a todos quienes pueden actuar a que lo hagan, a que exijan, a que pidan, a que aprieten.

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