La Regla Fiscal en Colombia es una herramienta esencial para mantener finanzas públicas responsables, garantizar la sostenibilidad de la deuda y preservar la confianza de inversionistas. Así lo recuerda un reciente análisis del centro de estudios económicos ANIF, en el que se advierte que su incumplimiento puede traer consecuencias negativas directas para la economía y para el bolsillo de los ciudadanos.
Creada en 2011, la Regla Fiscal busca evitar que el Gobierno Nacional gaste más de lo que puede pagar. Para lograrlo, se impone un límite al balance estructural del Gobierno Nacional Central (GNC), es decir, un cálculo que descuenta factores temporales como los ciclos económicos y el precio del petróleo, y permite evaluar de forma más realista la salud fiscal del país.
Según ANIF, esto promueve una política contracíclica: ahorrar en épocas de bonanza y gastar durante las crisis.
Actualmente, esta norma fija un ancla de deuda neta en 55% del PIB y un techo máximo del 71%. Estas cifras no son aleatorias: buscan evitar un crecimiento desbordado del endeudamiento que podría elevar la prima de riesgo del país y encarecer los créditos tanto para el Estado como para los ciudadanos.
En palabras de ANIF, “incumplir la regla deteriora la credibilidad del país, encarece el endeudamiento y afecta directamente a los ciudadanos a través de más inflación, tasas de interés altas y menor inversión social”.
Consecuencias de romper la regla fiscal
En efecto, si el Gobierno sobrepasa los límites establecidos, se enfrenta a la desconfianza de calificadoras de riesgo, inversionistas y organismos multilaterales. Esto puede generar depreciación del peso, aumento en el costo de vida y dificultades para financiar programas sociales o inversiones en infraestructura. “Proteger la Regla Fiscal también es proteger el bolsillo de todos”, concluye el informe.
Expertos coinciden en que el cumplimiento de la Regla Fiscal es una señal de responsabilidad y estabilidad macroeconómica. Según el Banco Mundial, los países con reglas fiscales claras y creíbles tienden a tener mejores calificaciones crediticias y menores costos de financiamiento.
En el caso colombiano, el respeto por esta norma es clave para sostener el grado de inversión y continuar atrayendo capital extranjero.
No obstante, la presión por aumentar el gasto público, especialmente en contextos de crisis o reformas ambiciosas, ha llevado a tensiones sobre su cumplimiento. Por eso, organismos como Fedesarrollo han propuesto fortalecer el Comité Autónomo de la Regla Fiscal (CARF) como garante técnico e independiente de su aplicación. Este comité, creado en 2021, ya ha hecho llamados de atención sobre desviaciones en el marco fiscal de mediano plazo.
En suma, la Regla Fiscal no es solo un límite contable. Es una herramienta de disciplina y confianza que asegura que Colombia pueda crecer con estabilidad, atraer inversión y responder de manera eficiente a los desafíos económicos.
ANIF concluye diciendo que, “su cumplimiento asegura que el Estado actúe con responsabilidad y preserve su capacidad para atender las necesidades sociales, incluso en tiempos difíciles”.