La salud en manos de políticos, envuelta en un debate de mentiras

La salud en manos de políticos, envuelta en un debate de mentiras
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Estamos presenciando como país un hecho bochornoso, nunca antes visto y que tiene el gran peligro de que la sociedad lo vuelva normal y es que se dé un debate tan importante acudiendo a mentiras.


EDITORIAL

Un solo editorial no bastaría para analizar, el actual debate sobre la reforma a la salud y quisiéramos dejar plantado para una próxima publicación uno de los puntos jurídicos el cual hemos consultado con diversas fuentes y todos coinciden en que toca inexorablemente un derecho fundamental como es la salud. Esta reforma tiene que ser tramitada mediante una ley estatutaria y no como una ley ordinaria, porque eso es lo que la convierte no solo en inconstitucional, no tiene viabilidad jurídica, sino que tiene de por sí unos vicios en la forma y el fondo que son imposibles de permitir que prosiguen.

Centrándonos en lo que nos concierne hoy, estamos sorprendidos de que no lo haya hecho antes porque sí lo ha hecho y existen publicaciones verificadas al respecto, pero estamos realmente angustiados por la poca seriedad y altura que está teniendo este debate, sabiendo lo importante que es para todo el país.

Es que un presidente, un político, cualquiera puede cometer un error, dos si nos apuran a publicar fotos falsas, información falsa, documentos falsos o simplemente desactualizados, faltos de contextos, carencias de fundamentos y esa persona lo que procede es que corrija lo dicho y pida excusas, referente y busque otra prueba que fundamente su argumento o la posición que está defendiendo.

Pero Colombia vio hace menos de 4 días, como nuestro jefe de estado, estaba defendiendo una reforma a la salud hoy indefendible. Con unas fotos de hospitales de Venezuela y Cuba en primera instancia, modelos que según la vicepresidenta Francia Márquez, Colombia tiene que imitar porque son muy buenas, pero Petro decía que eran en Colombia y los estaba sacando por su condición.

Pero cuando le advierten que fueron fotos falsas que no eran fotos Colombianas el presidente las borra, no dice nada y sigue buscando otras fotos que ahora, si son Colombianas, pero de los 2016, 2017 y también las borra, no corrige y seguimos en el debate de las mentiras.

Seguimos en el debate de la falta de honestidad para defender una reforma y honestamente eso no tiene color político, esto no tiene una diferencia ideológica, es que Colombia lo mínimo que merece es dar un debate con verdad y es lo que el presidente debería fomentar, liderar, sino defender. Pero si el presidente no lo hace, pues ¿qué va a hacer su ministra de salud?, ¿qué van a hacer los congresistas afines a él? y ¿qué va a hacer la ciudadanía, que piensa como el presidente Petro?.

Seguir alimentando ese debate, es un debate que va a caldear, es un debate que se va a contaminar y  que el único perjudicado va a ser Colombia. Cada uno de los Colombianos saldremos perjudicados de esta forma en la que se está dando, el debate de la reforma de la salud.

Primero todos los colombianos, absolutamente todos, sin distinción alguna estamos de acuerdo en que el sistema de salud tiene que mejorar, pero todas las mediciones sin importar quién las contrate, las encuestas por más caseras u oficiales que sean, indican que no observan un sistema que requiera una implosión para la construcción de uno nuevo y el gobierno no quiere ver eso.

Segundo, los ciudadanos hace más de 6 años, no pedían reformas a la salud porque el sistema no funcionara, todo lo contrario, siempre se habló de la necesidad de mejorar los tiempos de atención en primera instancia y segunda instancia el punto que pone Petro sobre la mesa de mejorar la prevención, es absolutamente válida y estamos de acuerdo en que hay que hacerlos. Pero acá lo que se observa es que hay un afán de sacar a los privados, que es el único interés que tienen del sistema de salud y es primero saquemos a los privados y luego vemos que pasa como arreglamos esto.

Y esto no solo es irresponsable, es terrible esa manera de pensamiento es un sesgo anti empresa perjudicial para la economía, la salud, la sociedad, pero peor aún demuestra que es una reforma fundamentalista, una reforma ideológica y ahí es cuando se pierden los papeles.

Creemos que los congresistas son quienes tienen que demostrar aunque sea por primera y única vez que están del lado de los intereses de los colombianos y no del gobierno, porque si toman la segunda opción las palabras se las va a cobrar y muy caro.

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