Centro Democrático se inclina por listas cerradas al Congreso en 2026

El partido liderado por Álvaro Uribe prepara una renovación profunda con candidatos que representen ética, formación y liderazgo social, dejando atrás el clientelismo y las candidaturas por favores.

En el Centro Democrático se va consolidando una decisión de fondo para las elecciones legislativas de 2026: la apuesta por listas cerradas al Congreso. Una jugada que, desde ya, debe reconocerse como acertada, estratégica y astuta de cara al escenario electoral del próximo año.

El mensaje desde las directivas del partido es claro: ojalá esta decisión se mantenga firme hasta el momento de la inscripción de candidaturas y no sea revertida por intereses particulares de ciertos actores al interior del uribismo. Porque, seamos francos, hay figuras cuya trayectoria política se ha cimentado sobre el clientelismo, el uso de la burocracia y la dependencia de financiaciones oscuras. Candidaturas hipotecadas con contratistas, que luego se ven obligadas a “pagar favores” desde el Congreso. La ecuación es sencilla: si un aspirante invierte cinco mil o diez mil millones en una campaña, es evidente que no piensa recuperar ese dinero con su salario.

La experiencia reciente también pesa. Para varios miembros de la dirección del partido incluido el propio expresidente Álvaro Uribe, las listas abiertas representaron una frustración. Tanto en escenarios regionales como nacionales, los resultados dejaron un sinsabor: proliferaron los feudos internos, los matices, los microgrupos que acudían a Uribe para pedir avales, pero luego ignoraban sus lineamientos. Un ejemplo claro fue lo ocurrido en Antioquia con la votación de la tasa de seguridad promovida por el gobernador Andrés Julián Rendón, frente a la cual algunos sectores del partido no actuaron en sintonía con su fundador.

Esta vez, el partido busca confeccionar listas sin contaminaciones, blindadas de prácticas reprochables. Hay sectores que aún prefieren la lista abierta porque controlan alcaldías o desean perpetuarse en el poder a través de familiares: esposas, hermanas, cuñadas, sobrinas o primas. En coherencia con sus críticas a otros partidos, el uribismo quiere evitar reproducir esos comportamientos internamente. Se trata de crear un cordón sanitario frente a agentes que puedan ser nocivos para el proyecto político.

Centro Democrático se renueva con listas cerradas: estrategia clave para el Congreso en 2026

 

Centro Democrático se renueva con listas cerradas: estrategia clave para el Congreso en 2026

El Centro Democrático ve en esta coyuntura una oportunidad histórica. Quizá la más importante desde su fundación. La posibilidad de lograr votaciones récord tanto en Senado como en Cámara está sobre la mesa. En esa línea, ya se ha definido que la lista a la Cámara por Antioquia será cerrada. Igual decisión se tomó con la lista al Senado y, aparentemente, también en Bogotá. En otros departamentos aún se evalúa, pues en regiones donde el partido no tiene suficiente fuerza podrían mantenerse las listas abiertas, aunque el criterio de unidad sigue primando.

Uno de los objetivos centrales de esta decisión es evitar desórdenes administrativos y financieros en campaña, así como consolidar una imagen unificada del partido en torno al expresidente Uribe. Él mismo desea presentar una lista de primer nivel al país, conformada por figuras de renovación, con liderazgo, formación académica, activismo social y verdadera vocación de servicio. No más curules para quienes solo llegan a calentar la silla.

Una preocupación adicional ha encendido las alarmas al interior del Centro Democrático: en varios departamentos, hay exgobernadores y políticos aún en actividad que están intentando ingresar al partido para montar operaciones políticas a la vista, con el objetivo claro de quedarse con curules. Usan su influencia y sus redes de poder para negociar posiciones, intentando convertir las listas del Centro Democrático en plataformas de reciclaje político.

Esto supone, una renovación forzada dentro del uribismo. Hay figuras que han ocupado curules durante varios periodos sin destacarse, sin incidencia nacional, sin resultados visibles. Algunos no quieren ceder su lugar, pero deberán hacerlo. El partido está en un proceso que busca oxigenar su estructura y proyectarse con nuevos liderazgos. Internamente, se reconoce que esta será una reconfiguración profunda, una verdadera transformación.

Todo esto también se da en un momento complejo para el expresidente Uribe. Su situación judicial sigue siendo un factor clave. La expectativa dentro del partido es que pueda resolver esa etapa y dedicarse nuevamente a recorrer el país, acompañar a sus listas, fortalecer los equipos territoriales y buscar el voto ciudadano con el carisma que lo ha caracterizado.

El objetivo no es menor: el partido busca conquistar el mayor número de curules posibles en la Cámara, apuntándole a una votación al Congreso aproximada de tres millones de votos, y en el Senado superar las 25 curules. Pero lograrlo implica tomar decisiones difíciles.

Porque, al interior del partido, esta apuesta también sugiere que muchos tendrán que dar su brazo a torcer. Hay figuras que han estado en el Congreso por varios periodos o incluso por uno solo, sin mayor presencia, sin resultados, sin destacarse, y ha llegado el momento de que den un paso al costado. Algunos no lo quieren hacer, pero tendrán que hacerlo forzadamente en el marco de esta renovación. La prioridad es entregar al país una lista sólida, legítima y ética.

Al mismo tiempo, una de las mayores prioridades del uribismo en este momento es que Uribe pueda resolver su situación judicial, para luego dedicarse de lleno a lo que mejor sabe hacer: recorrer el país, construir listas, fortalecer equipos regionales y buscar el voto ciudadano. Ese sería su último gran esfuerzo electoral, y lo quiere hacer rodeado de personas que representen los valores originales del movimiento.

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