La ciudad no puede seguir apostando por medidas de corto plazo, con miedos latentes y temores que lo único que nos van a proporcionar es lentitud y malos resultados, además de crear un futuro más que negativo.
Por: Andrés Gaviria
Seguramente muchos que lean esta columna saldrán a decir que no se puede soñar, que lo que acá se plantea es inviable por cuestiones económicas y que Medellín aún tiene que seguir condenada a paños de agua tibia y propuestas de corta visión. Las problemáticas que hoy tiene la ciudad afortunadamente son posibles de estudiar a fondo, cuantificarlas, hacer modelos comparados y generar distintos escenarios de solución para cada uno de ellos. Además, prever el futuro es imperante, no es una opción, porque de lo contrario, seguiremos condenados a un subdesarrollo y a vivir permanentemente en caos. Hoy los problemas centrales que Medellín tiene son; seguridad, movilidad, infraestructura, economía y medioambiente. Si lo anteriormente mencionado funciona, otros subtemas se desarrollarán automáticamente de manera eficiente, por lo cual es menester ubicarnos primero en los cimientos de esta ciudad y brindar garantías a todos los ciudadanos para su diario vivir.
Sobre el componente de seguridad, ya es hora de tomar medidas y exigir acciones al gobierno nacional para que adelante una reforma a la justicia que es un pendiente de hace muchos años. Además de esto, la urgencia de construir más cárceles, fortalecer el ente acusador y las autoridades como la Policía, no aguanta más, todo son bombas de tiempo que ya han generado grandes perjuicios a la seguridad de las ciudades desde hace años atrás. Hoy poco o nada se puede hacer solamente en las ciudades, porque así se capturen bandidos, ellos están protegidos por el actual sistema judicial colombiano.
En materia de movilidad no se puede dilatar ni esconder más la necesidad de construir dos nuevas líneas de metro para la ciudad y el área metropolitana, además de someter a inmediata revisión la deuda actual del sistema metro, que algo de gato encerrado tienen y que podría ocasionarnos varias sorpresas. Soy un convencido de que la carrera 80 no necesita tranvía ni metroplús, los dos anteriores son soluciones tibias, pobres y mediocres, no responsables con el crecimiento de las comunas más grandes de Medellín, que solo van a generar más colapso vehicular y su capacidad nunca será suficiente. Por ese corredor se necesita construir una línea de metro de manera urgente. La otra faltante, se podría construir desde la zona nororiental hasta el mismo centro de la ciudad. Avanzar en la construcción de un metrocable en la ladera oriental, que conecte desde la comuna 1 hasta la comuna 14, y crear nuevos sistemas de transporte de aceptable capacidad para las calles 50, 44 y 33.
Siempre existirá el debate sobre la necesidad o no de construir más infraestructura física para la movilidad, yo soy un partidario fidedigno de la urgencia de esta. No solamente construir todos los intercambios viales de la 80, es apremiante construir el deprimido desde las palmas hasta el puente de la calle 33 sobre el río, retomar el estudio de la construcción de la circunvalar de la ciudad en las dos laderas, y la ineludible intervención del corredor del río Medellín con la construcción de nuevos puentes de retorno, intercambios y de paso en este trayecto de 25 km, además de la ampliación de la autopista sur y algunos puentes existentes. Terminar todas las obras de valorización de la comuna 14 tiene que ser una prioridad, como también culminar el eterno y elefantiásico puente inservible de la cuatro sur, con su intercambio en la Av. El Poblado. Podría escribir una sola columna con otras 43 obras que necesita la ciudad de manera perentoria.
A nivel económico la ciudad tiene que volverse aliada del pequeño y mediano empresario, no puede seguir en su papel de carga y asfixia. Llegó la hora de progresar sin demora en la renovación urbana de más de siete sectores en la ciudad, en donde se construyan verdaderos distritos empresariales, de vivienda y comercio. Muchos de ellos con porcentajes de exenciones tributarias, y que contribuirán no solo al mejoramiento de espacios en la ciudad sino también a la lucha contra la ilegalidad. En cada barrio hay decenas de pequeños emprendedores que necesitamos apoyar con el banco de las soluciones, con ruedas de negocios, con acercamiento a las grandes empresas, entre otras maneras. Medellín tiene que creer en que es mejor tener miles de empresarios de todos los tamaños a miles de personas dependiendo de un empleo en lo público.
Sobre el medioambiente, tema de máximo interés por estos días, llegó la hora de tomar decisiones valientes, responsables, necesarias, saludables pero impopulares. Tenemos que poner la salud pública por encima de todo, no puede haber espacio para la duda en este sentido, pues nos estamos intoxicando cada vez más con los gases venenosos que emiten varios actores del día a día de los ciudadanos. A continuación, propongo unas decisiones que en mi concepto se debieron haber tomado hace varios años, aún estamos a tiempo, pero no tenemos mucho más para seguir aplazando. La Organización Mundial de la Salud (OMS) es muy clara en sus informes, sus recomendaciones y precauciones, además de los estudios que se han hecho sobre los agentes contaminantes en todo el territorio, y en ese sentido, las decisiones que se tomen van en consecuencia con tales cifras.
Medellín tiene que establecer un periodo máximo de tiempo para toda clase de vehículos que circulen en las calles: 20 años para todos los vehículos particulares; las motos uno de 10 años; buses y volquetas 20 años. Debe fijar un año cercano al 2025 para no permitir que mas vehículos diésel circulen por sus calles, siguiendo el ejemplo de ciudades como Paris, Madrid, Dortmund, Barcelona, Oslo, Londres y Tokio. El pico y placa debe ser eliminado, en consecuencia, se debe proceder a establecer un número tope de motos y vehículos en toda el área metropolitana, y ese número debe ir fijado por unas condiciones estrictas y por nuevas regulaciones, eso significa no permitir más de dos carros por unidad familiar, no más de un carro por cédula e incrementar el impuesto a actores como las motocicletas. Se tiene que trabajar fuertemente en desincentivar el uso de la motocicleta en Medellín; a hoy, tenemos cerca de 800 mil motos rodando, lo que ha generado un problema de salud pública por cuenta de ruido, contaminación, muertos, inseguridad y accidentalidad.
Crear una política pública sin fecha de caducidad, un convenio eterno con el Jardín Botánico, en donde la arborización, ornamentación y jardinería de todos los corredores de la ciudad esté garantizada, además de exigir a nuevas construcciones comerciales, oficina y vivienda, la creación de parques, nuevas zonas verdes y jardines verticales.