Todos conocemos, porque bastantes conversaciones se han desarrollado alrededor de esto en los últimos años, las limitantes que tiene Medellín y el Área Metropolitana para crecer en materia de desarrollo de vivienda.
Esto ha hecho no solamente que sea una de las razones por las cuales el precio de la vivienda en Medellín es quizás el más costoso de todo Colombia hoy en día, incluso por encima de Bogotá, sino que también esto ha traído en conjunto fenómenos como el de los alojamientos del Airbnb, el aumento del turismo y estos han hecho que los precios se vayan para las nubes.
Además de que muchísimas construcciones que se están haciendo hoy en día sólo se están adelantando para dicho tipo de propósitos como la vivienda turística y la vivienda familiar residencial, se ha dejado un poco de lado, también entendiendo que el mercado de vivienda en Colombia está resentido por las altas tasas de interés y el valor de los actos insumos que requiere la construcción, pero si hay algún interrogante que vale la pena rescatar y traerlo a la mesa y preguntarse por qué no se habla de ello es. ¿Medellín ha tenido en sus últimos 20 años, siendo, muy francos, un deficiente desempeño en la ejecución de los planes de renovación parcial?
Escasamente se podría rescatar el desarrollo de Ciudad del Río, donde hoy todavía continúan erigiéndose allí ciertas grandes bloques de edificios, aunque con las mismas pequeñas vías de siempre. Pareciera una excepcional recreación de lo que se hizo en Sabaneta, quizás el municipio peor planeado urbanísticamente de todo Colombia, en lo que consiste en llenar de 50 torres un espacio minúsculo y tener dos vías de acceso y una sola salida.
De manera que si hablamos de los planes de renovación parcial de Naranjal, que quiso ser más emblemático en un punto estratégico con un extracto privilegiado, podríamos ver allí uno de los mayores fracasos de estos planes. Se levantó una torre, hubo problema con los constructores, los constructores se fueron, a las personas que les vendieron allí propiedades terminaron según ellas estafadas porque nunca el proyecto de renovación se desarrolló en su totalidad y hoy todavía siguen estos problemas sin al parecer tener una solución a la vista.
Los planes de renovación parcial que han sido fracasados en la capital de Antioquia. El mismo consejo de Medellín ha hecho distintas observaciones y debates en los últimos seis años respecto a esto en donde se han analizado las situaciones reales y actuales de los planes de renovación parcial, de manera que existe luego de diferentes planes de ordenamientos territoriales la necesidad perenne de habilitar los mejores terrenos que la ciudad tenga disponible para que se desarrollen en ellos proyectos habitacionales, esto debido a la condición topográfica de Medellín y el Área Metropolitana.
Puntualmente es cierto que existen muchos inconvenientes con inmuebles que se encuentran sumidos en innumerables problemas judiciales, ahora bien, se ha estructurado por ejemplo que se devuelva la vida al río y que a partir del río la ciudad vuelva a converger en Parques desarrollos inmobiliarios, desarrollos culturales, una movilidad sostenible, por ello es acá donde cobran más importancia al llamado a que zonas como las de Naranjal y las de arrabal y ni se diga la zona contigua a Ciudad del Río, entre la calle 30 y el centro comercial Premium Plaza y todo lo que se conoce como barrio Colombia, que son sin duda hoy en día terrenos supremamente óptimos para desarrollar nuevos proyectos de vivienda.
Hoy en día se están desarrollando, aunque con algunos cuestionamientos por sus términos de accesibilidad e incluso en términos estéticos, los desarrollos que se están llevando a cabo al otro lado del río, en el costado occidental, en donde se han erigido ciertas construcciones que lastimosamente pudieron ser mucho mejores, no solo estéticamente, sino en obligaciones urbanísticas más responsables y conscientes del área en la que se estaba interviniendo, pues no se trata de levantar por levantar bloques soviéticos de apartamentos, sino contribuir a cómo la ciudad crece de una manera ordenada armónicamente, y por supuesto también estéticamente.
En este punto es necesario hacerle un llamado a los constructores que han pedido con tanto ahínco que se desplace el aeropuerto Enrique Olaya Herrera. Mejor, ¿por qué no primero pensamos en terminar el plan de renovación parcial urbana de Naranjal y de Arrabal? ¿Por qué no pensamos en el Plan Parcial de Sevilla y el Paseo de Sevilla? ¿En el Plan Parcial del Corazón de Jesús que aún está a menos de la mitad de su ejecución? ¿Por qué mejor no pensamos en el plan parcial de San Lorenzo?
Es importante para la ciudad contar con más unidades habitacionales, pero también no dejar tirado lo que se ha empezado a hacer y terminarlo para que luego poco a poco la ciudad vaya entendiendo cuáles son los desarrollos que se necesitan, de igual manera y no menos importante, es indispensable que la institucionalidad se refleje en barrios como Moravia, donde hoy priman casas construidas con tejas de zinc y diferentes materiales que se utilizan para la construcción de casas improvisada.
Es pertinente recordar que el año pasado la alcaldía había dispuesto de 200 personas que trabajarían y en la zona evitando así que se invadiera el espacio, sin embargo hoy en día no queda nadie en la zona que haga respetar la institucionalidad.
Que bueno sería que la Alcaldía de Medellín se sentara junto con una gran ronda de constructores a nivel nacional para ponerle salida de una vez por todas a estos planes parciales y que se empiecen a reactivar lo más pronto posible.
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