Confidenciales 360
El candidato de izquierda que queda en competencia por llegar a la Casa de Nariño, Gustavo Petro, finalmente cayó en las tentaciones y estrategias más comunes que realizan los candidatos que llegan a segunda vuelta: dejar de proteger sus convicciones, bajarle la firmeza a su discurso, pero sobre todo, dejar de consolidar lo que éste venía planteando antes del 27 de mayo. Al parecer la idea del exmilitante del M-19, es buscar votos en donde sea y si es necesario, «sacarlos debajo de la tierra».
Esta situación ha generado que el candidato cambie hasta sus posiciones más férreas. Por ejemplo, Gustavo Petro ya dice que no hará una constituyente, pues afirma que es Duque el que quiere hacerla. Desde el pasado lunes, el candidato hizo un cambio en su discurso y ya habla de que él es el candidato que piensa expandir y activar el capitalismo. Asimismo, Petro moderó su mensaje hacia los medios de comunicación, sobre la economía e incluso sobre los sectores políticos.
Y es que apenas se conocieron los resultados electorales del domingo, Gustavo Petro comenzó a teñirse del azul conservador y en este momento tiene como a una de sus principales fuentes, a nada más y nada menos que Álvaro Gómez Hurtado. Además, el excalde de Bogotá, dejó de hablar de subir los impuestos a los latifundios improductivos y ahora asegura que hará un trabajo mancomunado con la empresa privada.
Ante este panorama, surge una gran pregunta: ¿Hasta dónde la segunda vuelta le quita autenticidad a los candidatos?